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Paco Segarra

El triunfo de la masonería

Mustafá Kemal Ataturk convirtió Turquía en un estado «moderno» después de haber masacrado a los cristianos griegos del Ponto y de todas las costas del Asia Menor

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El triunfo de la masonería

Mustafá Kemal Ataturk convirtió Turquía en un estado «moderno» después de haber masacrado a los cristianos griegos del Ponto y de todas las costas del Asia Menor

Los masones son unos hijos del diablo y ellos mismos reconocen que la batalla comenzó hace dos mil años. Eso dijo Plutarco Elías Calles, el presidente mejicano que provocó la Guerra Cristera en 1926, y sembró el país de mártires y las vías del ferrocarril de cadáveres colgados de los postes del telégrafo -siempre la Cruz, siempre, sobre las espaldas de todos los cristianos que han sido y que serán-.

Por esas mismas fechas, decenio arriba o abajo, otro masón, Mustafá Kemal Ataturk, convertía Turquía en un estado «moderno» en el peor sentido de la palabra, después de haber masacrado a los cristianos griegos del Ponto y de todas las costas del Asia Menor. Un genocidio tras otro, después del armenio y del asirio -del que habla Saroyan a veces, entre vapores de bourbon-, y cuyos culpables, los del Movimiento Nacional Turco que lideraba Ataturk, se fueron de rositas. La ONU aún hoy no reconoce esas matanzas como genocidios y el gobierno federal de los EE.UU, como Pilatos, se lava las manos.

Según el historiador Thierry Zarcone, el período entre 1908 y 1918 sería conocido en Turquía como “el Estado Masónico”, durante el cual el partido de Ataturk se aprovechó de sus contactos masónicos internacionales para marcar la política exterior, y para recibir ayuda de las potencias europeas. Tras la creación de la Gran Logia de Turquía el 13 de julio de 1909, y si damos por buenas las cifras de Celil Layiktez, miembro de la logia “Zeytin Dali” y autor de una Historia de la Francmasonería en Turquía en versión inglesa, se multiplicó el número de logias nuevas en los territorios turcos: sesenta y seis en Turquía y unas cuantas más en Egipto, Grecia, Irak, Líbano, Palestina y Siria. Todavía hoy las logias turcas lideran las relaciones con el Parlamento Europeo y tienen como ¿sorprendentes? aliados a los EE.UU e Israel. Es ¿curioso? que todos los países citados se hallen actualmente envueltos en gravísimos conflictos.

Sin embargo, el hombre está hecho «de una materia eterna que una masacre no destruye; ni un terremoto, ni la guerra, ni el hambre, ni la locura, ni nada pueden destruir.» Y esto lo decía, sí, el viejo Saroyan en «Setenta mil asirios» y yo lo firmo y rubrico, y escribo todo lo que escribo como una obra de misericordia hacia los crédulos, los tontos útiles, los resentidos contra el catolicismo porque desearían que la Iglesia bendijese sus orgías y bendijese también la sodomía y todos los pecados que claman al Cielo. Porque enseñar al que no sabe es una obra de misericordia, y no fue la Inquisición, tres mil ajusticiados -convictos y confesos- en 400 años sobre un total 150.000 procesados, sino que han sido, y son, éstos que están al oriente, bajo la escuadra, los más abominables criminales de todos los tiempos.

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