THE OBJECTIVE
Jeronimo Jose Martin

Entre asesinos

Mientras compiten en San Sebastián, se estrenan dos thrillers con sugestivos toques de cine negro: la producción española “La isla mínima” y la estadounidense “La entrega”.

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Entre asesinos

Mientras compiten en San Sebastián, se estrenan dos thrillers con sugestivos toques de cine negro: la producción española “La isla mínima” y la estadounidense “La entrega”.

Mientras compiten en San Sebastián, se estrenan dos thrillers con sugestivos toques de cine negro: la producción española “La isla mínima” y la estadounidense “La entrega”. La primera adopta el punto de vista de dos policías; la segunda mira desde los ojos de un criminal. Y, en ambas, sus protagonistas son hombres quemados por la vida, pero que mantienen una cierta moral de supervivencia y recorren sinuosos caminos de redención.

“La isla mínima” sigue los pasos, en 1980, de dos policías ideológicamente opuestos, que investigan la desaparición de dos adolescentes en un remoto pueblo de las marismas del Guadalquivir. Su sórdida espesura enturbia un poco esta intensa intriga del sevillano Alberto Rodríguez (“Grupo 7”), muy bien escrita, rodada e interpretada, sobre todo por Javier Gutiérrez, un cómico que aquí borda un papel casi trágico. Desde ya es favorito para todos los premios al mejor actor.

También se luce el londinense Tom Hardy en “La entrega”, donde el belga Michaël R. Roskam (“Bullhead”) adapta con muy buen pulso un denso relato del estadounidense Dennis Lehane, el autor de “Mystic River”, “Adiós pequeña adiós” o “Shutter Island”. Hardy encarna a un solitario y católico barman que regenta con su turbio primo un bar de Brooklyn donde blanquea su dinero la sanguinaria mafia chechena. Aquí, una profunda reflexión ética y una sólida trama romántica compensan en buena medida varios estallidos brutales de violencia.

En fin, dos magníficos filmes policíacos, que confirman la buena salud del género en el cine y la literatura. Eso sí, no aptos para espectadores sensibles o que quieran salir del cine con una sonrisa. Ésos que vean “Un viaje de diez metros”, deliciosa fábula de integración racial y gastronómica, basada en la novela del estadounidense Richard C. Morais y muy bien dirigida por el sueco Lasse Hallström (“Chocolat”).

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