THE OBJECTIVE
Paco Reyero

Enviado especial a casa: La guerra de la salud y el estanco

«La sabiduría de series, el atracón continuo, la comparación de todo lo que ocurre con un patrón reducido a las ideas de unos brillantes guionistas, los chistes, las parodias, la sucesión de estereotipos y luego, el balcón, con su avenida vacía y sus perros de ópera ladrando sin público»

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Enviado especial a casa: La guerra de la salud y el estanco

Isidro, el farmaceútico, niega, pese a algunas promociones virales y estadísticas aireadas por fabricantes de preservativos, un repunte del mercado.

En Alemania, algunos periódicos insisten en que sí.

Quién sabe. En una guerra la primera baja es la verdad.

La costumbre carnal llevó al baby boom.

En estos días, la receta es audiovisual – “Entretenidos Hasta Morir”, que vaticinó Neil Postman- y la prescriben Netflix y otros universos cerrados.

La sabiduría de series, el atracón continuo, la comparación de todo lo que ocurre con un patrón reducido a las ideas de unos brillantes guionistas, los chistes, las parodias, la sucesión de estereotipos y luego, el balcón, con su avenida vacía y sus perros de ópera ladrando sin público.

En la avenida aparece, solitario y veloz, el periodista de la Agencia EFE, Alfredo Valenzuela, que vuelve de trabajar. Cruza el paso de cebra como en unas Olimpiadas.

Valenzuela, el intrépido reportero, pasa por delante del estanco, único establecimiento abierto y le pide el número de móvil al estanquero.

Conferencia al estanco.

Manuel sigue trabajando pero, por seguridad, con la reja que da al borde de la acera cerrada.

Por los robos y por el virus.

Despacha con guantes de látex y mascarilla y ha colocado una mesa blanca de distancia de seguridad con la clientela.

Anota el número de ventas. A esta hora, 36. Nada o muy poco. Todos compraron cartones el viernes y ya hay muy poco paso.

Manuel habla por el teléfono, pegado a la reja. Sin coches, su voz llega hasta este balcón.

Ayer dijo Macron que era una Guerra de la Salud.

La capa de epidermis que hace la piel más clara u oscura no alcanza el milímetro de grosor.

La guerra y los soldados van avanzando.

Las “Instrucciones Para los Soldados Estadounidenses en Gran Bretaña en 1942”, tomadas del Manuscrito del Departamento de Guerra, de Washington D.C., fueron reeditadas, en español y primorosamente, por Kailas Editorial, hace ya algunos años.

En la página 22 se puede leer: “Para ‘llevarse bien’ lo primero que hay que recordar es que los británicos son como los estadounidenses en muchas cosas, aunque no en todas. Enseguida descubrirás diferencias que te pueden parecer desconcertantes e incluso equivocadas, como conducir por el lado izquierdo de la carretera, funcionar con una moneda basada en un sistema monetario ‘imposible’ y beber cerveza caliente. No obstante, una vez te acostumbres a ese tipo de cosas, te darás cuenta de que son parte de Inglaterra, del mismo modo que son para nosotros el béisbol, el jazz y la Coca-Cola”.

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