THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

Escasa prevención policial ante las sectas

El caso de Patricia Aguilar, la joven alicantina encontrada en Perú año y medio después de desaparecer de su domicilio en Elche en enero de 2017, tras ser captada por la secta que dirige el gurú Félix Steven Manrique, coloca en el escaparate un drama más frecuente de lo que parece. Jóvenes que son captados por sectas de diferente signo y nacionalidad, muchas de ellas dirigidas por psicópatas que pretenden esencialmente disponer a su antojo sexualmente de sus víctimas, y la impotencia de los padres que pierden a sus hijos en muchos casos para siempre.

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Escasa prevención policial ante las sectas

El caso de Patricia Aguilar, la joven alicantina encontrada en Perú año y medio después de desaparecer de su domicilio en Elche en enero de 2017, tras ser captada por la secta que dirige el gurú Félix Steven Manrique, coloca en el escaparate un drama más frecuente de lo que parece. Jóvenes que son captados por sectas de diferente signo y nacionalidad, muchas de ellas dirigidas por psicópatas que pretenden esencialmente disponer a su antojo sexualmente de sus víctimas, y la impotencia de los padres que pierden a sus hijos en muchos casos para siempre.

Patricia fue hallada después de que su padre se desplazara a Perú para presionar a las autoridades para que investigaran el caso de su hija. Los padres de Patricia han vivido un infierno que ha terminado bien, pero sin su arrojo y determinación, a partir de los datos de que disponían, quizá las autoridades peruanas no hubieran localizado a Patricia y a las otras chicas que han sido rescatadas. Patricia fue encontrada en una casa de campo donde cuidaba de varios niños, entre ellos un bebé de un mes que es su hija, nacida el 28 de mayo pasado. Todos los indicios apuntan a que el padre de la niña, y de otros de los bebés encontrados, es el líder de la secta, que captaba a sus seguidores esencialmente a través de las redes sociales, ofreciendo la salvación del apocalipsis si veneraban al líder, que se hacía llamar Príncipe Gurdjieff, siempre y cuando aceptaran encajar en los caprichos sexuales del personaje.

Puede intuirse algún fallo en la relación paterno filial en estos casos de hijos que abandonan sus hogares sin comunicar el destino para entregarse a sectas de todo tipo. Sin duda. Pero lo que resulta alarmante es la escasa eficacia en la persecución de estos delitos, como en otro tipo de desapariciones, y la ausencia de protocolos internacionales para la persecución de este tipo de organizaciones, delictivas.

En este caso, las autoridades peruanas han actuado atinadamente sobre todo acuciados por la insistencia del padre, que aportó información esencial en las pesquisas policiales que han permitido la detención del líder de la secta y la liberación de varias muchachas de diferentes nacionalidades que habían sido captadas a través de internet, un espacio esencial en los trabajos de captación de estas organizaciones, donde el control preventivo es mínimo.

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