"Europa salva bancos y mata niños"

Aquí pensamos que la crisis sólo existe de puertas para adentro. Lo de fuera sólo cuando me conviene. Somos una fortaleza que sólo se abre cuando necesitamos mantener el sistema de pensiones a flote.

Frase de Matteo Renzi. 2013. Fue contundente.

Lampedusa una isla idílica… para morirse. Esta semana más cadáveres en una nueva patera. Niños incluidos. Fiel reflejo de lo que significa huir del hambre. Tienen más muertos bajo tierra que vivos de pie. Es una isla de cementerios. 6.000 habitantes se bañan en un Mar Mediterráneo donde descansan alrededor de 20.000 muertos sumados por la ONU a lo largo 20 años. Sólo en 2014 más de 3.000, según el informe “Viajes Fatales” (menudo nombrecito le dio el funcionario de la Organización Internacional de las Migraciones)

Italia está agotada. No quieren ni pensar lo que hay preparado por tierras libias. El drama de la migración mal llamada “ilegal” cifra entre 600 mil y 800 mil las personas que quieren dar el salto a Lampedusa en cualquier momento.

Aquí pensamos que la crisis sólo existe de puertas para adentro. Lo de fuera sólo cuando me conviene. Somos una fortaleza que sólo se abre cuando necesitamos mantener el sistema de pensiones a flote.

Me llama la atención primero nuestra indiferencia sobre el drama. Luego que no mostramos ni un ápice de humanidad salvo el de colocar una manta térmica.

No hablemos ya del derecho de asilo. ¿Militarizamos el Mediterráneo y disparamos hacia cualquier bote sospechoso de ser botado por los traficantes? ¿Ponemos otro Muamar el Gadafi, como decía un senador francés, para que se convierta en un buen guardacostas? Fácil. Le pagamos la mordida y se acaban los botes.

Una crisis humanitaria fiel reflejo de una crisis de identidad y de talento en la Vieja Europa para salvar seres humanos. A nivel ciudadano y político. Estamos ofuscados. Palabras de un funcionario italiano: “Que me expliquen cómo se cierra el mar, es imposible». Un mar de muerte el de Serrat. También el mío.
Busca la isla en Wikipedia: “Lampedusa es un descubrimiento continuo. Entre las imágenes más hermosas de la isla destacamos sus playas blanquísimas, la naturaleza salvaje, la cocina tradicional y su acogedora y sonriente gente. Y un mar transparente, cristalino, lleno de vida….”