THE OBJECTIVE
Aloma Rodríguez

Fantasmas del pasado

«Que además los golpes estuvieran acompañados del grito de maricón de mierda hace despertar los fantasmas que creíamos haber enterrado y abandonado en un pasado más bien vergonzante en el que la homosexualidad era un delito»

Opinión
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Fantasmas del pasado

Maixa Rote | The Objective

Todos los asesinatos son horribles e inhumanos, pero algunos tienen un plus de ignominia y gratuidad. El asesinato de Samuel, un joven homosexual de A Coruña el pasado sábado, es uno de esos casos en los que a la tragedia de la pérdida se suman las circunstancias: según el relato de las amigas de Samuel, y a la espera de que termine la investigación policial, el asesinato tuvo una motivación homófoba. Resulta terrible pensar cómo se puede torcer algo para que una noche de diversión acabe con un asesinato. Hay un factor de azar, como siempre sucede en las tragedias, si no hubiera salido a fumar, si no se hubiera cruzado con ese grupo, etc. Pero también sabemos que tristemente todavía el aspecto, la orientación sexual o la identidad sexual hace más vulnerables a unos que a otros. Y es a esos a quienes hay que decirles que estamos de su lado.

Para algunos, que lo mataran por una razón u otra es un asunto menor, y podría parecerlo: no hay nada que justifique un asesinato a golpes entre alrededor de una decena de personas (la policía ha interrogado a trece personas implicadas). Y sí, claro, la paliza que acabó con su vida ya es bastante trágica. Pero que además los golpes estuvieran acompañados del grito de maricón de mierda hace despertar los fantasmas que creíamos haber enterrado y abandonado en un pasado más bien vergonzante en el que la homosexualidad era un delito, algo que esconder, un pecado o algo inhumano.

España fue un país pionero en la aprobación del matrimonio igualitario, ha avanzado bastante rápido en materia de igualdad y tolerancia. Aun así, está más aceptada la homosexualidad en los hombres que en las mujeres, quizá porque ellos son más visibles. Por poner un poco de contexto en Europa, Alan Turing recibió el perdón real sesenta años después de su muerte. Había sido condenado por su homosexualidad.

Conmueve leer la reconstrucción de lo que sucedió con el testimonio de las amigas, reconforta la reacción de solidaridad de la sociedad civil que rechaza la homofobia y lo dice de manera clara y contundente.

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