THE OBJECTIVE
Victoria Carvajal

"#GraciasCanciller"

«Lo peor de la crisis está por llegar y que se haya logrado el acuerdo ahora y no en septiembre es una magnífica noticia»

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Stephanie Lecocq | AFP

Deal! Ese fue el escuetísimo mensaje de Twitter de Charles Michel a las 5.31 de la madrugada del martes para anunciar que se había logrado el acuerdo. Tras cuatro días de intensas y extenuantes negociaciones en una de las cumbres más largas que se recuerdan entre los jefes de Gobierno de la UE, al presidente del Consejo Europeo no debía quedarle energía para escribir nada más.

Los líderes de los 27 han logrado un acuerdo para financiar el Fondo de Recuperación que no tiene precedentes en la historia de la unión, tanto por su montante, 750.000 millones de euros, como por su naturaleza, al financiarse por primera vez con la emisión de deuda común. Lo peor de la crisis está por llegar y que se haya logrado el acuerdo ahora y no en septiembre es una magnífica noticia. El FMI prevé caídas desde el 12,8% del PIB en el caso de España al 6,5% de Alemania en 2020 por los efectos devastadores del coronavirus en las economías. Una pandemia que en Europa se ha cobrado la vida de 135.000 personas. Los gobiernos tienen que saber con qué presupuesto cuentan para ponerse a trabajar cuanto antes en las reformas y los programas de estímulo.

Pero las negociaciones han evidenciado preocupantes divisiones y rencores entre los estados miembros ¿Logrará el plan de estímulo curar estas heridas si se ejecuta con éxito o ahondará en las mismas si las cosas se tuercen? La pelota está ahora en el campo de cada uno de los Gobiernos de los estados miembros. Si administran bien los fondos y cumplen con lo pactado la salida de la crisis puede llegar tan pronto como en el 2021. Un logro que sin duda reforzaría las posibilidades de que las emisiones de deuda común en el futuro, que supone un paso de gigante en la construcción de una Europa federal, se convierta en algo habitual y no en algo extraordinario como en este caso.

El enfrentamiento entre los frugales del Norte y los menos rigurosos fiscalmente o manirrotos del Sur, que amenazaba con mandar al traste la cumbre, se ha saldado finalmente con un recorte en las ayudas directas que esperaban los segundos (de 500.000 a 390.000 millones de euros). El resto, 360.000 millones, hasta los 750.000 acordados) serán préstamos. Habrá un riguroso control sobre el uso de los fondos y su desembolso se podrá interrumpirse si el Consejo considera que no se está cumpliendo las condiciones pactadas con respecto a su destino. Además, en el fragor de las negociaciones se ha logrado desbloquear el presupuesto común para los próximos siete años, que se dotará con 1,074 billones de euros. Los llamados frugales consiguieron reducir sus aportaciones al mismo a cambio de ceder en las ayudas directas. De resultas el presupuesto común ha sufrido recortes en algunos programas de transición ecológica y de investigación científica, la gran apuesta de la nueva UE que quiere resurgir de las cenizas del Covid-19. Pero estas miserias negociadoras no restan importancia a la imponente cifra final pactada: 1,82 billones de euros de gasto común.

Como si del mejor discípulo de Margaret Thatcher se tratara el holandés Mark Rutte, ha liderado a Dinamarca, Suecia y Austria en la defensa de los intereses de sus propios contribuyentes frente al principio de solidaridad que está en la fundación de la unión. Han rescatado el modus operandi británico de negociar acuerdos a cambio de rebajar su aportación al presupuesto común. Una práctica con la que el francés Macron se propuso acabar tras consumarse el Brexit, pero ahora rescatada por estos países agrupados en torno a la llamada Liga Hanseática, y liderados hoy por Holanda, que consideran prescindible el presupuesto común y abogan por un menor intervencionismo de Bruselas en sus economías. ¿Suplantará Holanda al Reino Unido en la UE de los 27? Todo parece indicar que sí.

Eso en cuanto a la disputa económica. Porque el otro eje divisorio se ha producido a cuenta de la defensa del Estado de Derecho. Y aquí el choque ha sido entre las democracias más consolidadas del Oeste y las más jóvenes y en algunos casos con claras tendencias autoritarias del Este, como Hungría o Polonia. La recepción de ayudas se vincula al respeto a la separación de poderes. El húngaro Víktor Orban estuvo a punto de hacer descarrilar las negociaciones, pero el acuerdo se salvó con una diluida condicionalidad al respecto.

Pero quizás lo más destacable de toda esta cumbre ha sido el papel de mediador que ha jugado Alemania. Es más, es muy probable que ningún acuerdo se hubiera alcanzado sin la intermediación de Angela Merkel, la gran urdidora del pacto junto a Charles Michel. La canciller, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la UE, se decantó desde el inicio por tomar “medidas extraordinarias para hacer frente a una situación extraordinaria”.

A diferencia de lo ocurrido en la recesión que se prolongó entre 2008 y 2013, Merkel ha abandonado toda retórica de austeridad para alinearse con Francia y las economías del Sur de Europa, especialmente Italia y España, las más golpeadas por la pandemia, alejándose de sus aliados tradicionales, Holanda y compañía, para defender que Europa tenía que dar una respuesta contundente en el importe y convencer a los inversores internacionales de su compromiso para sacar el plan adelante con la emisión de deuda conjunta en los mercados financieros. Un salto cualitativo en el proceso de integración y una apuesta valiente donde las haya, especialmente teniendo en cuenta que hace pocos meses el Tribunal Constitucional alemán cuestionó la legalidad de las medidas de estímulo aplicadas por Mario Draghi en lo peor de la crisis anterior.

Así que, en lugar del embarazoso hashtag #GraciasPresidente que circula por las RRSS nacionales, en referencia al papel jugado por el presidente Pedro Sánchez en la cumbre, el agradecimiento debería ir dirigido a Angela Merkel, que como la más veterana entre los líderes europeos reunidos en esta cumbre, ha sabido superar los escollos y alcanzar un acuerdo en un plazo que parecía imposible hace escasas semanas. #Gracias Canciller.

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