Guirnaldas en las urnas
Se nos atragantará el turrón. En quizás su última maldad en política, Rajoy ha decidido que en España se vote en Navidades. No tenemos ya bastante con las cenas de empresa encharcadas en alcohol, el atiborre de marisco, el ajetreo de las compras, las luces del árbol, el empalague de los polvorones, que ahora también tendremos que lidiar con los discursos tediosos de los políticos, esta vez envueltos en guirnaldas.
Se nos atragantará el turrón. En quizás su última maldad en política, Rajoy ha decidido que en España se vote en Navidades. No tenemos ya bastante con las cenas de empresa encharcadas en alcohol, el atiborre de marisco, el ajetreo de las compras, las luces del árbol, el empalague de los polvorones, que ahora también tendremos que lidiar con los discursos tediosos de los políticos, esta vez envueltos en guirnaldas.
Se nos atragantará el turrón. En quizás su última maldad en política, Rajoy ha decidido que en España se vote en Navidades. No tenemos ya bastante con las cenas de empresa encharcadas en alcohol, el atiborre de marisco, el ajetreo de las compras, las luces del árbol, el empalague de los polvorones, que ahora también tendremos que lidiar con los discursos tediosos de los políticos, esta vez envueltos en guirnaldas. Los anuncios de juguetes y muñecas se verán interrumpidos por los insultos propios de la campaña electoral, con Rajoy llevando un gorro de Papá Noel y Pablo Iglesias haciendo de nuevo el indio/payaso, para maltrato de los más pequeños, que acabarán necesitando ayuda psicológica para superar el trauma.
Es una canallada el echarse a las urnas en plena campaña navideña, sin duda. Pero parece que Rajoy y su cohorte tienen miedo de una gran movilización ciudadana en estas elecciones, y creen que la oportunidad dará una baja participación que ellos ven beneficiosa. Que un gobernante desee un proceso electoral con baja asistencia en las elecciones generales más importantes y decisivas para el futuro del país desde la instauración de la democracia, simplemente por un cálculo electoral que le beneficie, es un síntoma de lo podrido del sistema.
Es muy posible que en estas elecciones generales se acabe con el bipartidismo de las últimas décadas. Los nuevos actores políticos, tanto Podemos como Ciudadanos, vienen para quedarse. Los dos hablan machaconamente del cambio y tienen razón. Se debe acabar lo que algunos han llamado la ‘política del ser’, y es el tiempo de remangarse y centrarse en la ‘política del hacer’. Dejarse de identidades, de cainismos, de moralinas y renovar un país haciendo Política, así, con mayúscula. Instaurar un Poder Judicial independiente del gobierno de turno, garantizar una educación de calidad que busque la excelencia, fortalecer el sistema de salud, minimizar el Estado y conseguir una burocracia decente y eficiente. Quizás me dejé llevar por el espíritu navideño y al final no tendremos más que carbón, otra vez.
