THE OBJECTIVE
Gerardo Cabrera Campos

He pensado ‘ser periodista’

“Soy estudiante de Periodismo”. Periodismo con mayúscula. Gestionar un blog, fotografiar con una réflex o practicar en un diario. Fácil. La cuestión del comunicador de hoy se multi-furca, no termina de cristalizar.

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He pensado ‘ser periodista’

“Soy estudiante de Periodismo”. Periodismo con mayúscula. Gestionar un blog, fotografiar con una réflex o practicar en un diario. Fácil. La cuestión del comunicador de hoy se multi-furca, no termina de cristalizar.

“Soy estudiante de Periodismo”. Periodismo con mayúscula. Gestionar un blog, fotografiar con una réflex o practicar en un diario. Fácil. La cuestión del comunicador de hoy se multi-furca, no termina de cristalizar; es una experimentación vertiginosa, inverosímil. “Dentro de 40 años no habrá periódicos impresos”, augura Pedro J. Ramírez en la última edición del iRedes. A su vez, Ben Thompson, en su artículo ‘Newspapers are dead; long live journalism’, explica: “La vida no es ‘más difícil’ para los periódicos tradicionales, es insostenible”.

Sin embargo, comparto una de las conclusiones de Manuel M. Almeida en su blog Mangas Verdes sobre el texto de Thompson: “El periodismo tiene ante sí un panorama excitante, lleno de retos y posibilidades”. Entonces vayamos a un segundo punto: “en unos meses terminaré la universidad y el mundo será cruel”. Es una idea que para miles de periodistas puede convertirse en un prejuicio intolerable: crisis o escasez laboral.

Empecé la carrera para ser escritor, pero pronto entendí que el periodismo es inmensamente más rico que la literatura. Ésto lo comprobé cuando viajé al África y día a día escribía crónicas en mi móvil, como Kapuscinsky. Ahora, entre mis colegas ronda una pregunta: “¿Qué harás?”. Lo mejor sería dedicarnos a viajar para conocer mundo, sabiendo que nuestra burbuja se romperá en cada peaje.

Pero, a pesar de todos los problemas, el periodismo de guerra y el freelance me tientan sobremanera: los conflictos internacionales son el foco del mundo, la pepa de nuestros días. Las dos Coreas, Ucrania, Sudáfrica…Venezuela, México. En Siria, el país más peligroso para esta profesión, según Reporteros Sin Fronteras (RSF), aún están secuestrados más de 30 periodistas, entre extranjeros y sirios. ¿Qué los lleva a informar desde lugares donde la vida se arriesga cada minuto? Muchas veces es locura periodística seguir caminos de aventura y riesgo para informar.

Tres periodistas españoles fueron secuestrados en Siria entre septiembre y octubre del 2013: Marc Marginedas (El Periódico de Cataluña), Javier Espinosa (de El Mundo) y Ricardo García (freelance). Y su liberación ha hecho replantear mi vocación. Primero, un periodista está impulsado por el riesgo y dinamismo de una guerra. El riesgo de perder la vida es casi inconsciente, pero también es el primer objetivo, pues la decisión de informar busca la sobrevivencia. Segundo, la duda es un principio fundamental, según varios protagonistas. Tercero: en las universidades no nos enseñan a ser periodistas de guerra, deberían estimularlo. Creo que en el futuro los conflictos sociales serán más complejos y más diversos.

Por otro lado, está la gallardía del freelance, como Ricardo García, quien “perdió el equipo con el que se gana la vida”, escribe El Mundo. Perder tu equipo de trabajo, sin respaldo de algún medio, es otra de las cuestiones que genera más resignación que tristeza. Los freelance son los héroes en esta profesión. Imagino algún día despedirme así:

-Ya regreso, mamá. Me voy a la guerra.

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