THE OBJECTIVE
Teresa Viejo

Heroínas

Contaba Ana María Matute que su primer contrato lo rubricó su padre, insistiendo, eso sí, a la editorial Destino para que engordaran las 5.000 pesetas del adelanto. Luego llegarían otros, siempre bajo la inquisidora mirada de un hombre tutelando sus pasos.

Opinión
Comentarios
Heroínas

Contaba Ana María Matute que su primer contrato lo rubricó su padre, insistiendo, eso sí, a la editorial Destino para que engordaran las 5.000 pesetas del adelanto. Luego llegarían otros, siempre bajo la inquisidora mirada de un hombre tutelando sus pasos.

Contaba Ana María Matute que su primer contrato lo rubricó su padre, insistiendo, eso sí, a la editorial Destino para que engordaran las 5.000 pesetas del adelanto. Luego llegarían otros, siempre bajo la inquisidora mirada de un hombre tutelando sus pasos. Ha muerto una fabuladora genial, una dama coronada con el alma de esa niña que a los cinco años empieza a escribir por ver si espanta demonios. Ya nunca le abandonó. Ana María, menuda, ávida de emociones, intensa en los afectos, rebelde y rompedora, es por encima de todo el paradigma de la mujer que abre puertas. “A los tres años ya estaba harta de mi marido, pero estuvimos juntos diez”.

En 1963, cuando todas se casaban por la iglesia, ella se descasó por lo civil y con notable escarnio público, lo que le condenó a perder la tutela de su hijo. Dolor, dolor y más dolor. Después amaría a un caballero francés con quien descubrió el mundo y los besos de verdad. Y de no haberse cruzado la señora Balcells en su camino quizá no hubiera juntado más palabras hermosas, pero quiso otra mujer formidable empujarla al abismo y alumbrar nuevas obras. La última, “Demonios familiares”, inconclusa y escrita cuando el vértigo le daba alguna tregua, según construía también una casa de muñecas a la que pensaba llenar de gnomos. 

Nunca se consideró ejemplo, sin embargo su reivindicación de una vida propia era la hoja de ruta que seguían otras mujeres de su generación. Y de las sucesivas. Qué habilidad tejiendo retales de imaginación y realidad, qué hermoso mundo el que captura su prisma infantil del que no deberíamos alejarnos, cuánta emoción en su libros y qué contención en sus gestos. No es preciso gritar para hacerse ver. A veces un susurro deja la más sentida de las huellas.   

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D