THE OBJECTIVE
Gorka Maneiro

Huérfanos políticos

Dícese de los ciudadanos que, a día de hoy, no se sienten representados por ninguno de los principales partidos políticos españoles, aún pudiéndose sentir representados por otros partidos políticos menores sin representación parlamentaria cuya capacidad de influencia es, por ello, limitada. Dícese de los ciudadanos que, sintiéndose definitivamente alejados de los partidos políticos viejos, consideran que ninguno de los nuevos con presencia actual en el Congreso de los Diputados les satisface, bien por razones ideológicas, programáticas o actitudinales. Dícese de los ciudadanos políticamente comprometidos que esperan una opción atractiva y atrayente que definitivamente les satisfaga.

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Huérfanos políticos

Dícese de los ciudadanos que, a día de hoy, no se sienten representados por ninguno de los principales partidos políticos españoles, aún pudiéndose sentir representados por otros partidos políticos menores sin representación parlamentaria cuya capacidad de influencia es, por ello, limitada. Dícese de los ciudadanos que, sintiéndose definitivamente alejados de los partidos políticos viejos, consideran que ninguno de los nuevos con presencia actual en el Congreso de los Diputados les satisface, bien por razones ideológicas, programáticas o actitudinales. Dícese de los ciudadanos políticamente comprometidos que esperan una opción atractiva y atrayente que definitivamente les satisfaga.

Casi tres años después del surgimiento de Podemos y de Ciudadanos en el panorama político nacional que insufló los ánimos de participación política de muchos, el número de huérfanos políticos, de un tiempo a esta parte, sigue creciendo. Las razones son varias: el mantenimiento en el tiempo de los principales problemas políticos que sufrimos y a los que se sigue sin hacer frente (desempleo, precariedad laboral, desigualdad, corrupción, tensiones territoriales…), la repetición de las elecciones generales y la actitud de los principales líderes durante todo ese tiempo, la constatación por la vía de los hechos de que la nueva política copiaba muchas de las formas de la política vieja, los problemas intestinos que afectan a casi todos los partidos y especialmente a Podemos y PSOE (sumidos en una crisis interna de consecuencias imprevisibles), la comprobación de que la mentira, la demagogia, las promesas incumplidas, los “donde dije digo digo Diego”, las purgas internas y los bloques irreconciliables campan por sus respetos en la práctica totalidad de las fuerzas políticas y… cuestiones de índole puramente ideológica o de afinidad programática que son también muy relevantes.

Tras la Asamblea de Ciudadanos este fin de semana, hoy lunes hay más huérfanos políticos que el pasado viernes. Ciudadanos ha decidido abandonar la socialdemocracia y abrazar definitivamente el liberalismo progresista y el centro político, con el objetivo ya confesable de pelear abiertamente al PP el terreno del centro derecha. Esta legítima decisión de Rivera dejará, sin embargo, fuera de juego a miles de “ciudadanos” que no comparten que la socialdemocracia haya muerto (como afirman Ignacio Aguado o Pedro J) sino más bien piensan, con Fernando Savater, que sigue siendo “el auténtico esfuerzo revolucionario de la era contemporánea”.

En fin, a mí que haya un centro derecha liberal me parece estupendo; lo que es extraño es que no haya en el Congreso de los Diputados un centro izquierda progresista (a diferencia de la izquierda reaccionaria que padecemos), que defienda la igualdad, las políticas sociales y la socialdemocracia y que, de manera coherente y precisamente porque sin Estado no hay Estado del Bienestar, se enfrente de verdad a los nacionalismos que pretenden romper España.

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