THE OBJECTIVE
José Carlos Rodríguez

Infantiles, antidemocráticos y cursis

De todos los males que nos ha traído el 15M, uno de los peores es esa cursilería ramplona con la que se adornan sus proclamas políticas. La cursilería es una necesidad axial, ontológica, necesaria del 15M. Porque su discurso es infantil y emocional. Exigen que los demás les den lo que necesitan (no a los recortes), les eximan de toda responsabilidad (no a los desahucios), y lo hacen con el discurso de un púber: el pataleo en una plaza pública. Rechazan las razones del adulto, que les habla de esfuerzo y responsabilidad, e intentan anularlo con almibaradas apelaciones a los sentimientos.

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Infantiles, antidemocráticos y cursis

De todos los males que nos ha traído el 15M, uno de los peores es esa cursilería ramplona con la que se adornan sus proclamas políticas. La cursilería es una necesidad axial, ontológica, necesaria del 15M. Porque su discurso es infantil y emocional. Exigen que los demás les den lo que necesitan (no a los recortes), les eximan de toda responsabilidad (no a los desahucios), y lo hacen con el discurso de un púber: el pataleo en una plaza pública. Rechazan las razones del adulto, que les habla de esfuerzo y responsabilidad, e intentan anularlo con almibaradas apelaciones a los sentimientos.

En eso, el discurso sentimental de Podemos (su odio es nuestra sonrisa, y demás) sigue a los lemas del 15M: “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”, “No somos antisistema, pero el sistema es antinosotros”, “Ya tenemos Sol. ¡Ahora la luna!”, “La primavera ha llegado a Sol”, “¡Indígnate!”, o “Nuestros sueños no caben en vuestras urnas”.

Su rebeldía es falsa. Primero, porque consiste en exigir que los demás les arreglen su vida. Y segundo porque dicen ser antisistema, cuando en realidad (lo dije mientran ensuciaban la plaza), son los guardianes del sistema; un sistema que está montado sobre la promesa de ofrecer bienes a costa de otros, y sobre la indignidad de llamar “derecho” a los frutos del robo. La crisis económica mermó el expolio, y cuando hubo menos que repartir salieron a la calle a protestar.

Adelantaron las ideas antidemocráticas de Podemos, que ha transformado su “no nos representan” en la pretensión de representar ellos, en exclusiva, a “la gente”. Tras las elecciones del 20D dijeron que “la democracia” había llegado al Parlamento. La suya es una representación previa a cualquier elección y, por tanto, es antidemocrática. El 15M
no es nada de lo que sentirse orgulloso.

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