THE OBJECTIVE
José Carlos Rodríguez

Ira y profilaxis

La marcha convocada por Black Lives Matter se interrumpió cuando al menos un francotirador disparó a doce policías, de los cuales cinco han perdido la vida, y a dos civiles. El principal sospechoso precisó a los policías que le tenían acorralado que su intención era “matar blancos”, y si eran policías, “mejor”. Él es sólo uno de los 10.000 “hombres sin miedo” que pidió hace un año el portavoz de Nation of Islam, uno de los grupos que apoyan el movimiento BLM, para que inicien una revolución matando a los blancos.

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Ira y profilaxis

La marcha convocada por Black Lives Matter se interrumpió cuando al menos un francotirador disparó a doce policías, de los cuales cinco han perdido la vida, y a dos civiles. El principal sospechoso precisó a los policías que le tenían acorralado que su intención era “matar blancos”, y si eran policías, “mejor”. Él es sólo uno de los 10.000 “hombres sin miedo” que pidió hace un año el portavoz de Nation of Islam, uno de los grupos que apoyan el movimiento BLM, para que inicien una revolución matando a los blancos.

En estas condiciones, sería comprensible que BLM hubiese llamado a un fin de semana de perdón, o de reflexión. Pero no, desde Filadelfia han pedido un “fin de semana de ira”. La ira ha de ser un instrumento muy a propósito para sus objetivos, si en estas circunstancias prefiere azuzarla a calmar los ánimos. Pero entonces hay que plantearse cuáles son estos objetivos. No estará entre ellos que se repita la matanza de Dallas. No es que lo haya condenado, estrictamente hablando. Su comunicado oficial califica (con guantes) lo ocurrido como “una tragedia”. Ese uso profiláctico del lenguaje, al hablar de la emboscada sobre los policías de Dallas, es el que utiliza el organizador del movimiento en Atlanta, el actor Sir Maejor: “No lo aliento, no lo condeno, no lo justifico. Pero lo entiendo”. Su comprensión del asesino múltiple no es puramente intelectual; en toda la frase habla en términos morales. Unos términos en los que él, dirigente del BLM, no condena el atentado.

Llama la atención la confusión de la parte y el todo por parte de BLM. Los hechos son que cada año, desde 2013, mueren más de 1.200 personas a manos de las fuerzas de seguridad en los Estados Unidos. Que el 24 por ciento son negros, pese a ser el 13 por ciento de la población, o pese a que la mitad de los asesinatos desde 1976 están cometidos por negros, según se mire. BLM convierte la estadística en categoría, la parte en el todo, el 24 por ciento, sólo ese, en las víctimas, y todos los policías, y todos los blancos, en culpables. Por otro lado llama en dos ocasiones al francotirador un “hombre armado solitario”, y piden que no se condene a toda la organización por su sola actuación. La violencia nunca se muestra desnuda. Sus ropajes tienen las mismas telas: la ira, la doble moral, el victimismo, y la mentira. Nos acercamos un poco más a los objetivos de Black Lives Matter.

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