THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

Kim se ríe, pero va en serio

En la foto, por supuesto de la agencia oficial de Corea del Norte, Kim Jong-un se descojona junto a su sonriente asesor. Este tipo peligroso siempre se ríe, pero lo suyo carece de gracia alguna. Ahora quiere conquistar el espacio y llegar a la luna para plantificar ahí la bandera de Corea del Norte. Sigue ciscándose en las sanciones internacionales, y tensando al máximo la cuerda con Occidente y con sus países vecinos. Es lo suyo, y no hay que tomarle a broma.

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Kim se ríe, pero va en serio

En la foto, por supuesto de la agencia oficial de Corea del Norte, Kim Jong-un se descojona junto a su sonriente asesor. Este tipo peligroso siempre se ríe, pero lo suyo carece de gracia alguna. Ahora quiere conquistar el espacio y llegar a la luna para plantificar ahí la bandera de Corea del Norte. Sigue ciscándose en las sanciones internacionales, y tensando al máximo la cuerda con Occidente y con sus países vecinos. Es lo suyo, y no hay que tomarle a broma.

El martes Corea del Norte lanzó un misil balístico de medio alcance desde su costa suroccidental a las aguas del mar del Este (Japón), mientras un segundo proyectil explotó poco después de despegar, según han informado fuentes de Seúl. El ministerio de Defensa japonés afirma que el misil cayó a 250 kilómetros de su costa en aguas pertenecientes a la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de su país. Son los primeros lanzamientos de Pyongyang desde que el pasado 19 de julio realizará una prueba con dos misiles de corto alcance y un tercero de medio alcance. A primeros de año hizo una prueba nuclear y lanzó un cohete de largo alcance considerado como un ensayo de misil intercontinental.

Detrás de cada uno de estos movimientos, como detrás de cada sonrisa del sátrapa, hay un interés en demostrar ante Corea del Sur y Occidente su fuerza militar y de inteligencia, su capacidad tecnológica, tras instalar EEUU en territorio surcoreano el paraguas antimisiles.

No conviene reírle las gracias a estos iluminados. Menos aún si tienen capacidad nuclear acreditada, intenciones aviesas y nulo respeto a la legalidad internacional y a los derechos humanos. Se ríen, si, tienen hasta un punto cómico, pero sin que se les mueva un músculo de la cara masacran a cuantos sean necesarios en su locura nada loca. Kim Jong-un sabe muy bien lo que quiere. Nada bueno para el mundo desarrollado.

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