THE OBJECTIVE
Amando de Miguel

La cruzada intermitente

Si bien se lee, el mundo islámico ha permanecido en guerra intermitente contra los países occidentales desde los tiempos de Mahoma hace 14 siglos. Nos encontramos ante el último episodio de tal milenaria conflagración.

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La cruzada intermitente

Si bien se lee, el mundo islámico ha permanecido en guerra intermitente contra los países occidentales desde los tiempos de Mahoma hace 14 siglos. Nos encontramos ante el último episodio de tal milenaria conflagración.

Si bien se lee, el mundo islámico ha permanecido en guerra intermitente contra los países occidentales desde los tiempos de Mahoma hace 14 siglos. Nos encontramos ante el último episodio de tal milenaria conflagración. Las dos culturas presentan un parecido rasgo expansionista: necesitan hacer prosélitos. No se han destruido nunca del todo porque no han sido frentes unidos.

Además, el Occidente hace tiempo que se secularizó, que separó el poder espiritual del temporal o político. Por tanto, la “guerra santa” solo queda en el lado islámico. El problema es que ahora se ha radicalizado. Más, debajo de las tierras estériles del Oriente Medio la naturaleza guarda inmensas reservas de petróleo y gas. He aquí un magnífico regalo de Alá.

Occidente cuenta ahora con la alianza de otros Estados islámicos para enfrentarse al naciente Estado islamista o nuevo Califato. De tal forma que la “guerra santa” de los islamistas es también una guerra civil con raíces religiosas. Es algo que resulta difícil de entender para una mentalidad occidental. La alianza occidental parece bastante endeble.

Más extrañezas. No está claro quién vende armas al nuevo Estado islamista, más bien una banda terrorista o guerrillera a gran escala. No parece verosímil que el Califato posea la capacidad de producir armamento propio. Encima, los occidentales se niegan a una guerra de invasión con tropas terrestres. Está por ver cómo se puede ganar una guerra con drones y misiles.

El papel de España aparece sobremanera ambiguo. Al igual que en las Cruzadas medievales, los españoles no participan con los ejércitos occidentales, ahora acaudillados por los norteamericanos. La gran diferencia reside en un sorprendente hecho demográfico. Dentro de España y de otros países occidentales residen millones de musulmanes. No llevan traza de integrarse plenamente en la cultura occidental.

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