THE OBJECTIVE
Hermann Tertsch

La Europa confusa

25 años después de la caída del muro y de la reunificación de las dos mitades del continente, Europa sigue siendo un enano político y un perfecto Don Nadie en lo militar.

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La Europa confusa

25 años después de la caída del muro y de la reunificación de las dos mitades del continente, Europa sigue siendo un enano político y un perfecto Don Nadie en lo militar.

Ahí están los dos grandes jefes del núcleo duro de Europa. El eje franco- alemán no funciona como en sus viejos tiempos. Ante todo porque su desequilibrio es excesivo. Hubo un tiempo en que Francia, con su poderío militar y político, y Alemania, con su gran economía, eran una pareja compensada. Pero los sueños de que las brigadas mixtas que Helmut Kohl y Francois Mitterrand pusieron en pie fueran el embrión de un ejército europeo, quedaron en eso, en sueños ya olvidados. De ahí que 25 años después de la caída del muro y de la reunificación de las dos mitades del continente, Europa sigue siendo un enano político y un perfecto Don Nadie en lo militar.

En cuanto un conflicto adquiere cierta entidad y una exigencia de fuerza mayor que malas caras y amenazas de sanciones poco impresionantes, Europa balbucea. Y la Comisión Europea, ahora con Durao Barroso a la cabeza, demuestra su perfecta incapacidad para una intervención creíble. De ahí, de esa impotencia que se pone de evidencia ahora en Ucrania, hablaban la subsecretaria de Estado norteamericana y su embajador en Kiev, cuando cayó aquella frase de “Fuck the UE”. “A la UE que le den”, venía a decir. “Nosotros seremos más rápidos y eficaces en ayudar a la oposición ucraniana”, en referencia a EEUU. Y es muy cierto. Primero, porque en Ucrania no ha habido una política europea para defender a los europeístas. Hay seis o siete, todas diferentes y algunas contradictorias cuando no enfrentadas.

La imagen de Angela Merkel y Francois Hollande quiere rescatar el mensaje de la fortaleza de la pareja, porque no tiene sentido una fotografía de Barroso y Lady Ashton. No impresiona a nadie. Y es un momento de demostrar solemnidad porque la gravedad de los acontecimientos en Ucrania no puede ya ocultarse. Un vecino de Rusia y de la UE está en situación de preguerra civil. Con un bando defendido por Moscú y el otro por Europa y EEUU. El potencial de conflicto es incalculable, pero de tal inmensidad que da miedo imaginarlo.

Con Ucrania dividida, el pulso geoestratégico de mayor envergadura desde la caída del Muro puede ser largo. En todo caso tendrá enormes repercusiones sobre Europa y el mundo. Si Ucrania se abre y democratiza, la Rusia autoritaria de Putin vivirá en permanente inquietud por miedo del Kremlin a la influencia del sur. Si Ucrania cae en el bloque eurasiático bajo Moscú, Polonia y otros países de la UE en el este sentirán el aliento ruso. Europa se juega mucho. Merkel y Hollande, tan distintos y distantes ellos, nos lo han querido anunciar juntos.

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