THE OBJECTIVE
José Antonio Montano

La gallina

Creo que fue Forges el que dijo que para relajarse ante un poderoso –por ejemplo, ante el jefe al pedirle un aumento de sueldo (sí, debía de ser Forges)– lo mejor era imaginarlo con una gallina encima de la cabeza. Esa gallina (no imaginada, sino real) es la que veo yo en la cabeza de nuestros autoproclamados republicanos, que tienen la palabra “república” todo el día en la boca al tiempo que demuestran con cada una de sus palabras y cada una de sus acciones que no tienen ni idea de republicanismo. Son de hecho, hoy, los de conducta menos republicana del país.

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La gallina

Joaquín Sánchez

Creo que fue Forges el que dijo que para relajarse ante un poderoso –por ejemplo, ante el jefe al pedirle un aumento de sueldo (sí, debía de ser Forges)– lo mejor era imaginarlo con una gallina encima de la cabeza. Esa gallina (no imaginada, sino real) es la que veo yo en la cabeza de nuestros autoproclamados republicanos, que tienen la palabra “república” todo el día en la boca al tiempo que demuestran con cada una de sus palabras y cada una de sus acciones que no tienen ni idea de republicanismo. Son de hecho, hoy, los de conducta menos republicana del país.

A los independentistas catalanes (incluida Talegón e incluido Cotarelo) también les veo la gallina, que viene a ser la misma gallina. “Som tossudament republicans”, decía una pancarta este 1 de octubre, eco del “Tossudament alçats” del tuno Lluís Llach, que hizo suyo ERC. «Tossudament» es la manera catalanista de decir «cipotudamente», o sea que es su manera de ejercer el empecinamiento español del que se ha ocupado Jorge Bustos. Se dicen antiespañoles y yo les veo la gallina de la más obcecada españolidad encima de la cabeza (en el caso de Llach, concretamente, encima del gorrito).

Mucha «república catalana» y no aceptan ni uno solo de los valores del republicanismo político, empezando por el de la separación de poderes. Cuando los independentistas le piden al Gobierno que suelte a los «políticos presos» lo que están mostrando, por encimísima de todo, es que no saben de qué va el republicanismo, en el que la democracia es inseparable de la ley. Insultan, de hecho, al republicanismo con la mera enunciación de esa expresión falsa en un Estado de derecho, «presos políticos». Mientras escribo estas líneas, el Parlament acaba de aprobar la desobediencia al Tribunal Supremo

Como el Jueves de Chesterton, el hombre que es Torra ejerce al mismo tiempo de jefe de la policía y de jefe de los que se enfrentan a ella, asaltando, por ejemplo, el Parlament. El puesto que le debe a la ley lo utiliza para violarla: la peor corrupción, y a la vista de todos. En España hay que remontarse a Franco para asistir a aberraciones semejantes. Sí, nuestros antifranquistas también llevan en la cabeza la gallina del franquismo.

Los manifestantes independentistas del 1 de octubre iban muy ufanos: muchísimos jóvenes con caras como de querer libertad, como de estar en el camino democrático. Pero yo les veía la gallina en la cabeza. Una gallina doble: en primer lugar, todo esto se lo están haciendo a una democracia; en segundo lugar, se lo están haciendo antes que a nadie a sus convecinos catalanes. Contra eso se movilizan: contra una democracia y contra sus convecinos. Mucha «república» y bla bla bla. Pero yo les veo la gallina.

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