THE OBJECTIVE
Nicmer Evans

La más moderna esclavitud

Cada 23 de agosto se celebra el Día Internacional de Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, y tal como lo refleja la nota de theobjective.com: “Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 21 millones de personas en el mundo se ven obligadas a realizar trabajos forzados en la actualidad, de los cuales 1,8 millones son víctimas de la ‘esclavitud moderna» en América Latina y el Caribe. La UNESCO advierte que aunque actualmente el comercio de humanos «no requiere barcos de esclavos, ni cadenas y grilletes, el fondo del problema permanece: se trata de la violación de los derechos humanos y de la dignidad humana tal como están enunciados en la Declaración Universal de los Derechos humanos de 1948”.

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La más moderna esclavitud

Cada 23 de agosto se celebra el Día Internacional de Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, y tal como lo refleja la nota de theobjective.com: “Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 21 millones de personas en el mundo se ven obligadas a realizar trabajos forzados en la actualidad, de los cuales 1,8 millones son víctimas de la ‘esclavitud moderna» en América Latina y el Caribe. La UNESCO advierte que aunque actualmente el comercio de humanos «no requiere barcos de esclavos, ni cadenas y grilletes, el fondo del problema permanece: se trata de la violación de los derechos humanos y de la dignidad humana tal como están enunciados en la Declaración Universal de los Derechos humanos de 1948”.

Sin embargo, estoy seguro que la nota se quedó corta, porque hoy en nombre de la libertad y/o la igualdad, nacen nuevos esclavos del capital o del Estado, según convenga, pero siendo la víctima el mismo: aquel que trata de vivir dignamente de su trabajo.

El primer país en liberarse del esclavismo fue Haití, sin embargo hoy vemos como sus nuevas formas, hacen que un país tan digno, hoy se sumerja en una de las más grandes pobrezas, pareciera, que pagando las consecuencias de haber abierto el camino para la liberación del resto de los negros en el mundo.

Pero el neoesclavismo capitalista sigue su gesta, subyugando a los países subdesarrollados para seguir siendo extractivistas y dependientes, es el caso de Venezuela y el Arco Minero, que no es otra cosa que sustituir el rentismo petrolero por el rentismo aurífero o del coltán y el diamante, pero peor aún, mediado por un gobierno que se dice socialista, y que utiliza al Estado para imponer esta nueva política.

Así, al final son los pobres los nuevos esclavos, que la UNESCO sólo reconoce en 21 millones de seres humanos, cuando en realidad somos muchos más.  

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