THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

La vida tras 10 años de iPhone

Cumple 10 años el iPhone, el teléfono inteligente por excelencia, pero no el más vendido. No le podemos quitar su carácter histórico, pionero, revolucionario de la comunicación entre los seres humanos, a él y a Steve Jobs, padres de un cambio social no conocido quizá desde que la televisión se convirtió en una herramienta de consumo masivo. Y también a los creadores de internet, claro, inventores de una autopista global. Internet y Apple han cambiado todo. Y aunque solo una minoría de los consumidores emplean artilugios Apple, es a los creadores de la marca de la manzana a quien les debemos tanto. De lo bueno y de lo malo, claro.

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La vida tras 10 años de iPhone

Cumple 10 años el iPhone, el teléfono inteligente por excelencia, pero no el más vendido. No le podemos quitar su carácter histórico, pionero, revolucionario de la comunicación entre los seres humanos, a él y a Steve Jobs, padres de un cambio social no conocido quizá desde que la televisión se convirtió en una herramienta de consumo masivo. Y también a los creadores de internet, claro, inventores de una autopista global. Internet y Apple han cambiado todo. Y aunque solo una minoría de los consumidores emplean artilugios Apple, es a los creadores de la marca de la manzana a quien les debemos tanto. De lo bueno y de lo malo, claro.

“Cada cierto tiempo llega un producto revolucionario que lo cambia todo”, dijo Jobs al presentar el 29 de junio de 2007 el primer teléfono iPhone. Y vaya si tenía razón. Los que le han copiado y han seguido su camino lo saben mejor que nadie. Y el resto de los mortales andamos con el móvil en la mano por el planeta, sin soltarlo, enganchados a él como si fuera una vía por la que nos suministran una medicina esencial para respirar. Jamás un invento creado para comunicar generó a la vez tanta incomunicación. Esto es lo negativo. Y la responsabilidad es nuestra. Los humanos desaprovechamos demasiadas oportunidades, y nos enganchamos con facilidad.

 Antes de que existieran los móviles el mundo giraba, nos enterábamos de las cosas y algunos hasta éramos felices. Hoy nuestra capacidad para comunicar y comunicarnos es infinita, pero esa misma capacidad a veces nos anula, nos idiotiza, nos aleja de la felicidad, nos aísla de nuestro entorno y nos hace ser seres dependientes de máquinas creadas para hacernos la vida más fácil que al final a muchos les destrozan la vida y les generan problemas severos.

Tras 10 años de iPhone la vida es la vida. Buscamos lo mismo, perseguimos la felicidad. Tenemos más posibilidades a nuestro alcance, pero a la vez nos la complicamos con la adicción a los móviles. La vida es para vivirla, pero con estos aparatos algunos viven para contarlo, pero lo triste es que no tienen nada que contar, y se lo están perdiendo.

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