Las decisiones de América Latina

Nuestro continente siempre se ha caracterizado por su esencia turbulenta y por continuos cambios drásticos, propios de la resistencia que nos marcó al momento de la Colonización Europea. Si bien, en cada uno de los países, este proceso se desarrolló de manera diferente, seguimos siendo parte de una misma cultura y de unas mismas raíces que se manifiestan hoy en día.

Así como a lo largo del Siglo XX, América Latina estuvo marcada por diferentes dictaduras mientras en pequeños puntos clave hubo paz por mayor o menor tiempo, nos encontramos en una era diferente donde las corrientes políticas se materializan de una forma diferente. No sólo por la evolución de los Sistemas de Integración Económica en la región, pero también, como las alianzas políticas, económicas y sociales se han acentuado como parte de la cultura a través de estos sistemas. Los latinoamericanos desde finales del 2015 venimos presenciando un cambio más en la historia de nuestra tierra, que se ha tomado su tiempo pero hemos visto los resultados, de como una corriente mayoritariamente de izquierda y representante de la Revolución del Siglo XXI ha sido poco a poco disminuida por los ciudadanos desde el Caribe hasta la Patagonia. Al principio observamos el triunfo de Mauricio Macri en Argentina y ya hoy podemos admirar como ha sido su gestión. Experimentamos el triunfo de la oposición en las elecciones parlamentarias de Venezuela y como ha sido su travesía desde el día de su juramentación, por último, nos toca ver como el pueblo boliviano dice que “No” desea más modificaciones en la carta constitutiva de su nación, y mucho menos desean la continuidad de su presidente.

Si bien, cada país representa su cultura, sus costumbres, sus dialectos individuales, existen ciertos matices humanos que son inherentes a la naturaleza misma, más allá de una ideología o sistema político, todo ser humano se fatiga de la monotonía y de la falta de cambio por mucho tiempo. Los sistemas de gobierno deberían mantener intactas sus políticas internas y externas a modo de tradición y de correcta gestión. No es la primera vez que observamos como cambian las corrientes políticas ni será la última.

Próximamente, en el 2019, se realizarán elecciones presidenciales en Bolivia, y como país hermano, esperemos que no sólo se vea reflejada la voluntad del pueblo, sino también que siga existiendo un lazo fraterno en la región y que los vínculos que se han venido formando no sean debilitados por estos continuos cambios de gestión. Pues, sería lamentable, que con tantos avances en desarrollo e integración, existan roces, entre las personalidades que nos representan.