THE OBJECTIVE
Amando de Miguel

Le perdió la vanidad

Dicen que el criminal siempre vuelve al lugar del crimen. Le pierde la vanidad. En el fondo está deseando que lo cojan. Así será más noticia. En el caso del Chapo Guzmán, el narcotraficante mexicano, el principio literario que digo se ha cumplido escrupulosamente. No se le ocurrió otra cosa que esconderse en un motel de su tierra y negociar el rodaje de una película sobre su vida. Se lo puso fácil a los policías. Supongo que fueron los norteamericanos los más interesados en la captura.

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Le perdió la vanidad

Dicen que el criminal siempre vuelve al lugar del crimen. Le pierde la vanidad. En el fondo está deseando que lo cojan. Así será más noticia. En el caso del Chapo Guzmán, el narcotraficante mexicano, el principio literario que digo se ha cumplido escrupulosamente. No se le ocurrió otra cosa que esconderse en un motel de su tierra y negociar el rodaje de una película sobre su vida. Se lo puso fácil a los policías. Supongo que fueron los norteamericanos los más interesados en la captura.

El Chapo ha hecho mucho daño, más que la mayor parte de los criminales. Desgraciadamente, ahora se convierte en una celebridad, más de lo que ya era. Me atrevo a pronosticar que la película sobre su vida será un bodrio, pero tendrá éxito. La gente compra todo lo morboso.

Nadie se creyó que el Chapo se había escapado de la cárcel “de máxima seguridad” (¡cómo será la mínima!) excavando un túnel de más de un kilómetro. ¿Cómo se deshacía de los áridos? ¿Cómo se hizo con la herramienta? Lo más lógico es pensar que sobornara a los guardianes. La próxima vez le va a salir más caro. Pero necesita algo todavía más espectacular. ¿Qué tal un dron que lo aspire en el patio de la prisión? ¿Y si se escapa con el director de la cárcel? Hay precedentes. Está todo inventado. Por falta de numerario no será.

Ahora en serio. El mercado del narcotráfico subsistirá mientras haya una amplia demanda para la droga. La cual va en aumento en los países ricos. Es lógico, se deriva de la mezcla de frustraciones y de enaltecimiento del placer. Son los males de nuestro siglo. De poco sirve perseguir a los traficantes o a los cultivadores de las plantas alucinógenas.

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