THE OBJECTIVE
Manuel Aguilera

Lo que le sobra a Leopoldo

Huevos. Algo tan escaso entre la clase política de Venezuela pero también en la de cualquier otro país. Porque no son tantos los que se enfrentan a la injusticia caiga quien caiga (incluidos ellos mismos).

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Lo que le sobra a Leopoldo

Huevos. Algo tan escaso entre la clase política de Venezuela pero también en la de cualquier otro país. Porque no son tantos los que se enfrentan a la injusticia caiga quien caiga (incluidos ellos mismos).

Huevos. Algo tan escaso entre la clase política de Venezuela pero también en la de cualquier otro país. Porque no son tantos los que se enfrentan a la injusticia caiga quien caiga (incluidos ellos mismos). Leopoldo López merece que en este día recordemos especialmente que tuvo el arrojo de salir a la calle a protestar los abusos del chavismo sabiendo que pagaría un elevadísimo precio personal por ello.

Hoy 18 de febrero se cumple un año del encarcelamiento del opositor venezolano Leopoldo López y tanto su valor como su determinación siguen intactas. A alguien –yo he oído a muchos compatriotas suyos decirlo- les pudo parecer un inconsciente. “Tenía que haber evitado que lo apresaran… Mejor estaría en Miami… Nunca le van a soltar”.

Lo cierto es que han pasado 365 días y Leopoldo sigue encerrado en un país que se autodenomina democrático, lejos de su esposa y sus hijos. Soportando el ruidoso silencio de una comunidad internacional que mira para otro lado. ¿Cuáles son los delitos de los que se le acusa? ¿Sobre qué están sustentados? A nadie parece importarle pero Leopoldo no cede. Aguanta por huevos.

Hay otro mucho más cobarde, que se escuda en su poder, en las armas y en la capacidad de cerrar la boca a los medios, que vive en un palacio. Su espeso bigote no le deja ver la realidad pero la historia con mayúsculas está llena de historias con minúsculas que tienen como protagonistas a un cobarde que vive en un palacio y un valiente que agoniza aparentemente en una mazmorra. La historia, la de América Latina, nos enseña que al final siempre hay un intercambio de viviendas.

Dicen que en esta región para ser presidente hay que pasar por la cárcel. Leopoldo ya cumple el requisito. Me cuentan que desde niño ya soñaba con ser el inquilino de Miraflores para servir a su país. Y parece que lo va a conseguir. Por huevos.

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