THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

Los guiños del Gobierno Sánchez

Pedro Sánchez ha conformado un Ejecutivo “bonito”, como ha dicho un colega radiofónico, en el que destacan los guiños de fortaleza a los independentistas y nacionalistas catalanes y vascos y a Podemos, o sea, a quienes posibilitaron que prosperara la moción contra Rajoy, y son guiños que no les gustarán, que sabemos que les tienen ya cabreados. Y hay guiños al personal, claro, y a Europa. Las ideas que traslada Sánchez son que no va a haber cesiones ante el desafío secesionista, o al menos así lo parece, que la Unión Europea puede estar tranquila y que van a salir las cuentas (aunque va veremos), y que no estanos ante un Gobierno de loquitos progres.

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Los guiños del Gobierno Sánchez

Pedro Sánchez ha conformado un Ejecutivo “bonito”, como ha dicho un colega radiofónico, en el que destacan los guiños de fortaleza a los independentistas y nacionalistas catalanes y vascos y a Podemos, o sea, a quienes posibilitaron que prosperara la moción contra Rajoy, y son guiños que no les gustarán, que sabemos que les tienen ya cabreados. Y hay guiños al personal, claro, y a Europa. Las ideas que traslada Sánchez son que no va a haber cesiones ante el desafío secesionista, o al menos así lo parece, que la Unión Europea puede estar tranquila y que van a salir las cuentas (aunque ya veremos), y que no estamos ante un Gobierno de loquitos progres.

Ha sorprendido el nombramiento de Màxim Huerta como ministro de Cultura y Deporte. De entrada se retrasó, fue el último en conocerse, porque Sánchez trató hasta el último segundo de convencer, sin éxito, a Elvira Lindo para que aceptara la cartera. Finalmente, ante la negativa de la escritora, se decantó por Huerta, un hombre de la tele, con varios libros publicados, y que odia el deporte, según tiene escrito, lo cual tiene preocupados a quienes se dedican a él. No parece que sea el de Huerta el nombramiento más acertado, y es el que más críticas ha despertado, pero hasta el chico que susurraba a Ana Rosa tiene derecho a que el personal y los medios valoremos su gestión, no su pasado, y para ello habrá que esperar a ver qué camino recorre y que decisiones toma.

Sánchez parece con este Ejecutivo, que crece en carteras y por ende en gasto, que quiere agotar la legislatura y tratar de ganar las próximas elecciones. Y conviene no desdeñar los valores del presidente, que los tiene, aunque haya llegado a La Moncloa de esta manera, después de dos derrotas históricas en las urnas y por el camino de la moción de censura.

Los nombramientos permiten interpretar que no ha adquirido hipotecas con quienes le votaron en el Parlamento, que debieron decidir hacerlo porque les unía el deseo de desalojar a Rajoy y el PP a toda costa, pero sin que sus votos tuvieran el compromiso de contrapartidas políticas. Lo veremos, pero en ese sentido el arranque de Sánchez es bueno, y merece, claro está, al menos los cien días de cortesía. Aunque muchos no se les van a dar y él lo sabe.

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