THE OBJECTIVE
Carlos D. Lacaci

Los huevos de Lucio

Pues bien, si ahora hiciéramos un símil gastronómico, estoy convencido que cada vez a más españoles, les encantaría aventurarse en probar las nuevas técnicas como la deconstrucción, las espumas o la esferificación de los grandes restauradores, sin embargo, otra gran mayoría de españoles, aún siguen prefiriendo la comida tradicional, sin ir más lejos, un par de buenos huevos fritos, de los de toda la vida.

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Pues bien, si ahora hiciéramos un símil gastronómico, estoy convencido que cada vez a más españoles, les encantaría aventurarse en probar las nuevas técnicas como la deconstrucción, las espumas o la esferificación de los grandes restauradores, sin embargo, otra gran mayoría de españoles, aún siguen prefiriendo la comida tradicional, sin ir más lejos, un par de buenos huevos fritos, de los de toda la vida.

España es un país de tradiciones. Por encima de ideologías, el español es de naturaleza conservadora. En los últimos años parece estar evolucionando la mentalidad y las costumbres pero en lo fundamental se sigue manteniendo la reticencia al cambio. 

Que nuestro país no acostumbre a romper con el orden político o social establecido lo demuestra el pasado más reciente de nuestra historia. Casi cuarenta años de régimen con el General Franco y casi los mismos cuarenta años con un sistema de partidos políticos en el que se han ido alternando, prácticamente, dos únicas siglas en el poder: PSOE y PP.

Si nos preguntamos cuál puede ser la razón de este conservadurismo generalizado, quizá la respuesta la obtengamos en que, por desgracia, en España, en muchas de las ocasiones que se ha intentado practicar un nuevo cambio político, regenerando o rompiendo por completo el modelo precedente, se han vivido momentos de máxima tensión.

Sin embargo, la Transición Política en España, pasando del anterior Régimen del General Franco a una monarquía parlamentaria, con un sistema de partidos, enmarcado en un Estado Constitucional y de Derecho, pese a contar con muchas imperfecciones, fue ejemplar en cuanto a la forma del cambio, sin una sola gota de sangre derramada, aunque sí con más de una lágrima y mucho sudor en sacrificio de unos cuantos hombres y mujeres de aquel momento histórico.

Pues bien, si ahora hiciéramos un símil gastronómico, estoy convencido que cada vez a más españoles, les encantaría aventurarse en probar las nuevas técnicas como la deconstrucción, las espumas o la esferificación de los grandes restauradores, sin embargo, otra gran mayoría de españoles, aún siguen prefiriendo la comida tradicional, sin ir más lejos, un par de buenos huevos fritos, de los de toda la vida.

El rey emérito, Juan Carlos I, invitó a cenar al actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy y a sus antecesores José Luis Rodríguez Zapatero, José María Aznar y Felipe González. Todos comieron los famosos y tradicionales huevos en Casa Lucio.

Como ven, en España, cuesta mucho romper con las tradiciones. A veces, por temor fundado o infundado a lo desconocido…

 

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