THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

Los nadie también eligen

Estuve con ellos junto a un equipo de cuerdos de atar y les comprendí. Los nadie no interesan a casi nadie. Pero celebran elecciones. En Haití hay lío tras ganar Jovenel Moise las elecciones presidenciales. Es el líder del Partido de Cabezas Rapadas del ex presidente Michel Martelly. El resultado de las elecciones ha tardado en conocerse, y el personal está cabreado, y ha habido incidentes, acusaciones de pucherazo, manifestaciones a tiros. En Petionville, el barrio alto de Puerto Príncipe lo han celebrado bailando, pero hay poco lugar para el baile entre tanta miseria y tanto dolor, porque en Haití bailas y lo haces seguro sobre una tumba.

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Los nadie también eligen

Estuve con ellos junto a un equipo de cuerdos de atar y les comprendí. Los nadie no interesan a casi nadie. Pero celebran elecciones. En Haití hay lío tras ganar Jovenel Moise las elecciones presidenciales. Es el líder del Partido de Cabezas Rapadas del ex presidente Michel Martelly. El resultado de las elecciones ha tardado en conocerse, y el personal está cabreado, y ha habido incidentes, acusaciones de pucherazo, manifestaciones a tiros. En Petionville, el barrio alto de Puerto Príncipe lo han celebrado bailando, pero hay poco lugar para el baile entre tanta miseria y tanto dolor, porque en Haití bailas y lo haces seguro sobre una tumba.

Pisas Haití y no alcanzas a comprender a la humanidad. Es la misma isla que Dominicana, y son dos mundos, en todos los órdenes, dos formas de enfrentarse a la pobreza insuperable. Haití es un saco de pobreza y la naturaleza se ha cebado con ellos. Las desgracias se repiten, y como las infraestructuras no están preparadas, cada embate es un drama de dimensiones considerables. Y cada drama sacude las intranquilas conciencias del primer mundo, y aterrizan oenegés y periodistas de todo el mundo, y están hartos, porque no ven de verdad esa ayuda, y están hasta los mismísimos de cámaras y reporteros que no les solucionan la vida. Y te dan caña. Yo la recibí de buen grado, escuchando mucho, y tratando de entender ese rechazo. Y vaya si lo entendí.

Y encontré en ese pueblo arrasado, inmensamente pobre, reiteradamente abandonado a su suerte, periódicamente objeto de atención apresurada y falsa, solidariamente jodido, una formidable dignidad. Te rechazan porque quieren gestionar su dolor sin sentirse invadidos por extraños que solo pisan esa tierra para lo suyo. Aunque haya algunos y algunas que se han mojado y se han quedado a sufrir con ellos, a sobrevivir en el desastre, a agarrarles la mano y caminar a su lado aportando un consuelo que sí reciben bien. Son un pueblo abandonado a su suerte. Y celebran elecciones, claro, aunque siempre ganan los mismos perros cambiando de collar. Como en casi todos lados. En eso no se diferencian. En que los que mandan van a lo suyo personal, que no suele ser lo de los suyos que les han votado, o no, pero que han participado. Los nadie también eligen, aunque mueran la vida cada día.

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