THE OBJECTIVE
Fernando Garcia Iglesias

Los nazis de Dakota

El Grant County en Dakota del Norte tiene una extensión similar al de la provincia de Pontevedra, pero poco más de dos mil habitantes. Entre sus vastas planicies, sus campos de cultivo y algunas reservas de petróleo y gas se encuentra el pueblo de Leith. Veinte habitantes, diez casas, cinco familias. La vida de estas familias es un canto a la rutina y a la paz del campo. Nada pasa en Leith.

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Los nazis de Dakota

El Grant County en Dakota del Norte tiene una extensión similar al de la provincia de Pontevedra, pero poco más de dos mil habitantes. Entre sus vastas planicies, sus campos de cultivo y algunas reservas de petróleo y gas se encuentra el pueblo de Leith. Veinte habitantes, diez casas, cinco familias. La vida de estas familias es un canto a la rutina y a la paz del campo. Nada pasa en Leith.

El Grant County en Dakota del Norte tiene una extensión similar a la de la provincia de Pontevedra, pero poco más de dos mil habitantes. Entre sus vastas planicies, sus campos de cultivo y algunas reservas de petróleo y gas se encuentra el pueblo de Leith. Veinte habitantes, diez casas, cinco familias. La vida de estas familias es un canto a la rutina y a la paz del campo. Nada pasa en Leith. Sin embargo, en 2012, Craig Cobb, uno de los más peligrosos neonazis de Estados Unidos, se compró una casa en el pueblo y las cosas empezaron a tambalearse, la paz se tornó en pesadilla en pocos meses. 

Craig Cobb siguió comprando tierra en Leith, parcelas con casas derruidas y tiradas de precio, y al cabo de un año ya poseía doce. Los pocos vecinos y algunas organizaciones empezaron a indagar y descubrieron que Cobb quería convertir el pueblo de Leith en un refugio de neonazis. Otros supremacistas blancos llegaron al pueblo y empezaron a rehabilitar las casas que Cobb había comprado. En las fachadas y en los jardines las esvásticas y otros símbolos nazis empezaron a florecer. Con fusiles y escopetas, Cobb y su cuadrilla se paseaban por el pueblo ante la mirada aterrorizada de sus vecinos que veían con impotencia la venida del nazismo más elemental a las esquinas de su barrio.

Con la llegada de más neonazis superarían en número a los locales en poco tiempo, y en las siguientes elecciones se harían con el control del pueblo. La utopía de Cobb era estirar la democracia y la Primera Enmienda de la Constitución americana y llevarla a sus límites, hasta convertir Leith en el primer pueblo blanco gobernado por y para neonazis en la América de hoy. Un paisaje estremecedor y peligroso que se nos va desenvolviendo en ‘Welcome to Leith’, una película documental de Michael Beach Nichols y Christopher K. Walker, que ya ha triunfado en el festival de Sundance. A veces una película de terror, otras veces un precioso retrato de la vida rural de la recóndita Dakota, ‘Welcome to Leith’ enseña cómo una pequeña comunidad lucha por vencer al extremismo más venenoso.

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