THE OBJECTIVE
Leopoldo Abadia

Los riesgos del príncipe

Ser Príncipe debe ser difícil, porque no eres “ni chicha ni limoná”. Ni eres Rey ni eres un señor de la calle. Como es natural, yo no he sido Príncipe nunca ni nunca lo seré. Pero si fuera amigo del Príncipe Guillermo…

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Los riesgos del príncipe

Ser Príncipe debe ser difícil, porque no eres “ni chicha ni limoná”. Ni eres Rey ni eres un señor de la calle. Como es natural, yo no he sido Príncipe nunca ni nunca lo seré. Pero si fuera amigo del Príncipe Guillermo…

El Príncipe Guillermo ha ido a Washington y se ha entrevistado con el Presidente Obama. Cuando veo fotos como la de Guillermo y Barack, siempre me pregunto de qué habrán hablado. Supongo que la reunión habrá sido breve, media hora a lo sumo.

Cuando uno tiene la ocasión de hablar con el que manda en el mundo, y tiene poco rato, es natural que se lo prepare bien. Y que no sea muy ambicioso. No se trata de hablar de todo y de intentar arreglar todo, porque en poco tiempo se pueden arreglar pocas cosas. Realmente, ninguna. Pero si aciertas en el tema y le dejas preocupado al otro, igual el otro un día te llama y te dice: “Guillermo, he estado pensando sobre aquel tema… ¿por qué no te acercas, nos vamos a Hawaii que es donde paso las vacaciones y charlamos sin prisas?”

El Príncipe Guillermo ha encontrado EL tema: el comercio ilegal de las especies en peligro de extinción. Y de eso supongo que ha hablado con Barack y de eso ha hablado en el Banco Mundial, cuya misión, según acabo de ver, es “luchar contra la pobreza con profesionalismo y resultados duraderos”.

Le habrán escuchado respetuosamente, porque es el Príncipe Guillermo. Pero quizá, alguno de los asistentes, al escucharle, se habrá planteado si ese es EL problema, comparado con otros: el hambre, las desigualdades, los 15 millones de niños atrapados en conflictos bélicos, la corrupción, la siembra de odio, …

Ser Príncipe debe ser difícil, porque no eres “ni chicha ni limoná”. Ni eres Rey ni eres un señor de la calle.

Como es natural, yo no he sido Príncipe nunca ni nunca lo seré. Pero si fuera amigo del Príncipe Guillermo, le diría que intentara preocuparse por cosas que preocupan a la gente, cosas fundamentales, donde se juega la vida de millones de personas.

Después, mucho después, pero que mucho después, que hablara de esos animales, los del peligro de extinción.

Para, entre otras cosas, evitar que alguno de los asistentes a la reunión del Banco Mundial, al escucharle, esté sufriendo, mientras piensa que este niño ha venido a hacernos perder el tiempo y, además, le tenemos que aplaudir.

Lo de ser Príncipe tiene sus riesgos.

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