THE OBJECTIVE
Jose Luis S. Saliquet

Malditos judíos

Tras 2.000 años, las palabras de Tito ante Jerusalén revelan su sentido; «Morir en pie». Ya no volverán a dejarse pisotear.

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Malditos judíos

Tras 2.000 años, las palabras de Tito ante Jerusalén revelan su sentido; «Morir en pie». Ya no volverán a dejarse pisotear.

Frente al asedio a Jerusalén, dicen que un centurión escuchó a su general una frase que le atemorizó: «Un emperador debe morir en pie».

Corría el año 66 D.C. Tito Flavio, 29 años, reprimía «manu militari» a los levantiscos judíos, cuya grosera costumbre era creer en un solo dios habiendo tantos disponibles. ¿Cabía mayor arrogancia? Imprimir su imagen en los denarios era un insulto. Tras el levantamiento, zelotes y macabeos fueron pasados por las armas en un terrible asedio de 6 meses.

Berenice, reina y hermana de rey, padeció la peor de las contradicciones; el amor por su pueblo y por quien lo martirizó. Tito, ya emperador, soñó hacerla emperatriz. En una aventura que la consagró como la reina más amada, consiguió, ante los conmovidos ojos de Tito, que los judíos de Roma donasen los inmensos fondos necesarios para rescatar a los hebreos, llevados a Egipto a través del desierto como castigo exterminador que evitase saturar los mercados de esclavos, hacia donde fueron embarcados. Pacificado el territorio, prohibió adorar al dios único y al judío volver a la 3 veces sagrada ciudad. Destruyó el templo de Salomón de aquel egocéntrico dios que competía con la divinidad imperial, y demolió la ciudad. La gran diáspora.

2.000 años hasta el estado de Israel en 1948 no cabrían en estas páginas. Persecuciones, guetos y violencias jalonan la historia de los «asesinos de dios». No contenta la humanidad con las persecuciones, el criminal socialismo de Lenin, Hitler y el padrecito Stalin se «fumó» 10 millones de hebreos.

El último ataque al pueblo del libro no tardó. El mundo asistió al anunciado asalto de las naciones árabes el día en que Israel era declarado «Estado» por la ONU. El juramento de aquellos pueblos islámicos de destruir Israel sigue en pie entre sus imanes.

Tras 2.000 años, las palabras de Tito ante Jerusalén revelan su sentido; «Morir en pie». Ya no volverán a dejarse pisotear. Israel, pueblo donde los haya con memoria, vive entre la intolerancia de sus vecinos, el ejemplo de Berenice en democracia, un pueblo firme y unido, ejemplo de tolerancia y respeto, donde cualquier credo puede convivir en armonía y libertad, si la lección de milenios se tiene aprendida. «Tolerancia» ¿Con el intolerante? JAMÁS. Entendedlo islamistas de HAMAS…

Malditos judíos, sí…

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