THE OBJECTIVE
Paco Segarra

Marxismo en Navidad

Beatriz Talegón habla de la avaricia que mueve el mundo. Hace bien al incluir un pecado en su argumento porque si no hablamos de teología poco podremos hablar de política.

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Marxismo en Navidad

Beatriz Talegón habla de la avaricia que mueve el mundo. Hace bien al incluir un pecado en su argumento porque si no hablamos de teología poco podremos hablar de política.

Los idealistas bienintencionados como Beatriz Talegón suelen ser maniqueos: ellos son los buenos y luego están los malos, que son todos los demás, a quienes bautizan como capitalistas, fascistas o carcas, según se tercie. Se trata de una visión simplista que suele matizarse con lecturas, con experiencia y con la expulsión de ciertos prejuicios. Los prejuicios impiden ver la realidad tal como es.

Y la realidad es que no se puede confundir el capitalismo con la propiedad privada. La realidad es que la Iglesia Católica, desde el Papa León XIII, que promulgó la Doctrina Social, a Juan Pablo II, ha condenado severamente los excesos del capitalismo. La realidad es que católicos como Chesterton y Belloc han condenado el capitalismo y han suscitado propuestas como el Distributismo, basadas en esa Doctrina Social y en el Principio de Subsidiariedad: el Estado no debe meter las narices donde la sociedad civil pueda hacerlo 

En un reciente artículo en The Objective sobre capitalismo, Cuba y Navidad, Beatriz Talegón habla de la avaricia que mueve el mundo, precisamente en estas fechas donde el debate sobre el consumismo regresa a la calle. Hace bien al incluir un pecado como la avaricia en su argumentación porque, como dijo el mencionado Chesterton, y antes que él Donoso Cortés, si no hablamos de teología poco podremos hablar de política, muy poco. También habla de los mercaderes del templo y aquí alude directamente a Jesucristo, lo cual sitúa las cosas en su justa medida. Jesucristo condenó, casi con violencia, dos cosas: el culto al dinero –“No podéis servir a Dios y al dinero”- y el fariseísmo.  

Viene a ser lo mismo ir a Misa por cumplir y luego tener amantes o esquilmar al obrero, que acudir a manifestaciones para defender a los más desfavorecidos tirando de iPhones y de zapatillas de marca. Viene a ser lo mismo tranquilizar la conciencia dando dinero a la Iglesia que tranquilizar la conciencia de nuevo rico burgués dando dinero a ONG’s y votando socialista. 

Acepto, en consecuencia, la crítica al fariseo, pero siendo bienintencionados, como Beatriz Talegón, espero que la extienda a todos los fariseos.

 

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