THE OBJECTIVE
Teresa Viejo

Mi vida sin ti

No termino de entender porqué nos afanamos en cuidar lo nuevo y arrumbamos lo añejo, contribuyendo con ese poco celo a su deterioro. De igual modo nos sucede con las personas: ponemos gran entusiasmo en las que acabamos de conocer y prestamos menor atención a aquellas que llevan junto a nosotros una vida.

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No termino de entender porqué nos afanamos en cuidar lo nuevo y arrumbamos lo añejo, contribuyendo con ese poco celo a su deterioro. De igual modo nos sucede con las personas: ponemos gran entusiasmo en las que acabamos de conocer y prestamos menor atención a aquellas que llevan junto a nosotros una vida.

El zapato sin dueño. Una pieza desparejada que ha recorrido un trecho junto a alguien que ya no está. Ignoramos si quedó a su suerte en una huida o fue desechado por viejo; en realidad porque importa porque si bien el desamparo no habla del hecho, sí lo ilustra: rezuma desolación en cada rozadura, hastío en el talón aprisionado por su dueño, dejadez por la suciedad incrustada en el tejido…

No termino de entender porqué nos afanamos en cuidar lo nuevo y arrumbamos lo añejo, contribuyendo con ese poco celo a su deterioro. De igual modo nos sucede con las personas: ponemos gran entusiasmo en las que acabamos de conocer y prestamos menor atención a aquellas que llevan junto a nosotros una vida. Cuántos zapatos usados dejamos a lo largo del camino sin interesarnos por lo que le sucedió a su gemelo.

Esta fotografía es tan explícita que trasciende a cualquier texto que la acompañe; más aún, empaña la noticia a la cual complementa e incluye más versos que el mejor de los poemas. Es una historia en sí misma. La del desarraigo con mayúsculas. La del olvido de un trasto inservible. También podría valer como relato de un abandono. O de una pérdida. O quizá de una escapada. Todos encajarían en el arranque de un melodrama que la realidad –EEUU retirará a Cuba de la lista de países cómplices en el tráfico humano- se obceca en matizar.

Mirándola he recordado que los reporteros de sucesos siempre decían que un zapato tirado en mitad de la calle narraba mejor la muerte que la instantánea de la víctima despanzurrada sobre ella. Puede ser. Ha sido toparme con ese calzado llamando la atención desde la madera desportillada de un barco y sentir que debía de escribirle un obituario.

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