THE OBJECTIVE
Aurora Nacarino-Brabo

Michelle y Barack

Barack y Michelle son mejores en todo. Durante los últimos ocho años les hemos visto bailar, les hemos visto sacar a las tropas de Irak y Afganistán, les hemos visto jugar al baloncesto y al baseball, sacar adelante una reforma sanitaria para dar cobertura médica a los más necesitados. Les hemos visto hacer el ganso, en el jardín de la Casa Blanca, con Bo, su perro de aguas portugués. Les hemos visto recuperar las relaciones con Cuba, tras más de cincuenta años, y gastar bromas en shows de televisión. Les hemos visto alcanzar un acuerdo nuclear con Irán histórico y salir a cenar con sus hijas, que en este tiempo se han hecho mayores. Pero se tienen que ir, no hay más remedio.

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Michelle y Barack

Barack y Michelle son mejores en todo. Durante los últimos ocho años les hemos visto bailar, les hemos visto sacar a las tropas de Irak y Afganistán, les hemos visto jugar al baloncesto y al baseball, sacar adelante una reforma sanitaria para dar cobertura médica a los más necesitados. Les hemos visto hacer el ganso, en el jardín de la Casa Blanca, con Bo, su perro de aguas portugués. Les hemos visto recuperar las relaciones con Cuba, tras más de cincuenta años, y gastar bromas en shows de televisión. Les hemos visto alcanzar un acuerdo nuclear con Irán histórico y salir a cenar con sus hijas, que en este tiempo se han hecho mayores. Pero se tienen que ir, no hay más remedio.

Mientras tanto, en España, la formación de gobierno sigue sin atisbarse. El PSOE se mantiene firme en su posición de votar en contra de la investidura de Rajoy. Por su parte, el presidente del gobierno en funciones está convencido de que La Moncloa le corresponde en tanto que candidato de la minoría más votada. No parece entender que la responsabilidad de quien aspira a gobernarnos, más allá de escribir su nombre en lo alto de una papeleta electoral, es trabajar de forma proactiva para construir mayorías. Y que eso pasa por remangarse la camisa, hablar con el que piensa diferente, negociar, ceder, llegar a acuerdos.

Ante esta tesitura, la amenaza de unas terceras elecciones empieza a parecer real. El escenario de parálisis actual ha llevado a algunos a proponer un candidato de consenso que permita desbloquear la situación. Han aparecido en prensa quinielas de independientes que podrían liderar, hipotéticamente, ese gobierno. En las listas hay nombres de políticos retirados, intelectuales de renombre o juristas de prestigio. Sin embargo, en todas ellas he echado de menos un par de nombres. Michelle y Barack. En noviembre se quedan libres. Que nos gobiernen.

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