THE OBJECTIVE
Laura Fàbregas

Nacional feminismo

En Madrid no me creen, pero también Pilar Rahola es lúcida… ¡en todo lo que no atañe a su nación! La mayoría de nacionalistas catalanes sacan todo su romanticismo en las urnas, y dejan el seny para los negocios y la vida. Entre tanto, van viviendo libres aunque por dentro se sientan muy oprimidos.

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Nacional feminismo

En Madrid no me creen, pero también Pilar Rahola es lúcida… ¡en todo lo que no atañe a su nación! La mayoría de nacionalistas catalanes sacan todo su romanticismo en las urnas, y dejan el seny para los negocios y la vida. Entre tanto, van viviendo libres aunque por dentro se sientan muy oprimidos.

Con las feministas pasa lo mismo. Hay muchas chicas de mi generación que ven una suerte de complot machista contra ellas. Algunas de buena fe, y otras por ese oportunismo de ¿qué hay de lo mío? Ese victimismo da réditos. A veces lo da en forma de cuotas, para estar representadas en sitios que por sus méritos quizás no lo estarían.

La reacción de muchas de mi coetáneas en las redes sociales me ha entristecido. No puedo evitar pensar que es parte del mismo tribalismo nacionalista. La gente necesitamos sentirnos parte de un colectivo, y como a veces con ser colchonero o culé no hay suficiente, se buscan cosas más significativas.

No hay nada de malo en formar parte de un grupo. Tampoco en darse cuenta de que así se defienden mejor los propios intereses. Pero cuando deriva en un “nosotros” y un “ellos” infranqueable se desvirtúa. Estos días las redes van llenas de comentarios que acusan el manifiesto francés de romper la unidad. Prefieren un colectivo unido a personas libres que discrepan. Dicen que ahora no es el momento, hasta que se alcance el “objetivo final”. Sea la república o la igualdad. Pero yo digo, hermanas, ¡viva la libertad!

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