THE OBJECTIVE
Nuria de Madariaga

Nada jamás suplantará la magia del papel

El próximo mes de marzo dejará de existir en diario británico The Independent en versión papel. Y esta noticia no constituye ningún mérito que pudiere atribuirse a la exitosa irrupción de las gélidas y nuevas tecnologías, en absoluto, es una pequeña tragedia intelectual. Al menos para quienes creemos que los avances tecnológicos, tienen sus luces y sus sombras, luces en facilitar la vida, sombras en empobrecer el espíritu y convertirnos en meros apéndices de móviles, tabletas y ordenadores con una dependencia que a veces deriva en patología y adicción.

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Nada jamás suplantará  la magia del papel

El próximo mes de marzo dejará de existir en diario británico The Independent en versión papel. Y esta noticia no constituye ningún mérito que pudiere atribuirse a la exitosa irrupción de las gélidas y nuevas tecnologías, en absoluto, es una pequeña tragedia intelectual. Al menos para quienes creemos que los avances tecnológicos, tienen sus luces y sus sombras, luces en facilitar la vida, sombras en empobrecer el espíritu y convertirnos en meros apéndices de móviles, tabletas y ordenadores con una dependencia que a veces deriva en patología y adicción.

Porque nada suplantará jamás la magia del papel. Y nada puede sustituir el tacto de las páginas que se van pasando, al tiempo que, espíritu e imaginación, luchan por fabricar en el intelecto una historia parida por las palabras impresas. El papel ha sido y es carburante para el alma y no se puede olvidar que, el alma, se alimenta de misterios : un libro cerrado es un misterio. Se espía la cubierta se presiente el contenido y cuando el libro se abre ahí está el Universo entero para explorar, emocionarse, conocer a esos nuevos amigos que son los personajes, espiar sus vidas, empaparnos de sus experiencias y trasladarnos, no a fotos e imágenes que surgen de una pantalla y que “vienen ya hechas” sino a los retazos de vida que nuestra mente, avariciosa a la hora de atesorar conocimiento, paladea con ansiedad y deposita en los circuitos neuronales: ahí está lo que se aprende, chapoteando entre adrenalina y serotonina con su dosis de cortisol, reacción estrés: lucha o huída.

La mente de muchos y mi propia mente, está enjaretada y fabricada a partir del papel y de sus consiguientes empachos de letras, las frases de nuestro idioma han “arrimado el cemento” como se dice en Andalucía, para forjar los sentimientos, modelar las ideas y nutrirnos el alma. Por eso decimos “cuando un anciano muere, arde una biblioteca” porque todas las vivencias del ser humano pueden ser transmitidas, recreadas, dibujadas, regurgitadas y sufridas o disfrutadas a través de las letras y de la imaginación.

Nada suplantará jamás la magia del papel y ya en las sociedades más avanzadas comienzan a cuestionarse los estragos que, las nuevas tecnologías, están ocasionando en la capacidad de imaginar de los niños y a plantearse que es mucho más enriquecedor y evolutivo el que los niños sean capaces de jugar con un palo, un trapo y una piedra que permanecer absortos en los juegos del teléfono móvil o del ordenador o atocinados frente a la televisión: todo se da hecho y en imágenes. No hay que soñar ni imaginar, no hace falta, no hay que crear mundos mágicos paralelos, todo viene hecho. Pura miseria intelectual y espiritual. Porque un palo no es un palo, es una espada para guerrear, un caballo veloz o una escopeta y el trapo es la capa o es la bandera y la piedra puede transformarse en mil cosas diferentes y estimulantes.

En los sistemas más avanzados a nivel educativo se está tendiendo a volver a las raíces, porque el que se sustituya la escritura por un teclado es un atraso y una manifestación de catetería, la sustitución de un arte milenario: la escritura, por letras tecleadas sin esfuerzo. “Muy moderno” “hay que ver los inventos que se hacen” sí. Para hacer del ser humano un ser pasivo abocado a la ley del mínimo esfuerzo.

En escuelas avanzadas se está imponiendo de nuevo el privilegio intelectual de la caligrafía, no de hacer las letras malamente para entenderse, sino de la “auténtica” caligrafía que es puro arte, que supone un duro esfuerzo para el alumno, que pone a funcionar los hemisferios cerebrales a tope y que es capaz de conseguir una abstracción similar a la que se logra coloreando los mandalas. Los neurólogos lo dicen, muchos, por experiencia propia, mil borrones e ímprobos esfuerzos, lo sabemos. Al igual que sabemos que la memoria es un músculo que se ejercita y se entrena duramente a lo largo de la existencia, si fallas en los entrenamientos pierdes el tono. El truco para expandir el cerebro es aprender y memorizar, lápiz y papel para unos, repetir en voz alta para otros, crear relaciones para los más ¿Cómo loros? Vale, dejen que el lorito aprenda las frases de corrido que está enriqueciendo su vocabulario y está funcionando neuronalmente. ¿Y una ayudita? Para los pequeños no es necesario porque tienen esponjas dentro de la cabeza, para los más mayores existen ali olis de bruja (que diría mi maestro Sanchez-Dragó) con tripas milenarias como el ginko o el ginseng, todas las vitaminas B, el Q10, las caras y abolengosas fosfatidilserina y fosfatidilcolina que es alimentar a las neuronas en régimen de delicatesen y luego el invento de los noótropos, las hormonas inteligentes, es decir, el piracetam que es barniz de acabado y postre, no de nouvelle cuisine, que te ponen un pegote de chocolate vaporizado al tomillo con sirope de alcachofa glaseada (que asco) sino que es como comerse un buen arroz con leche azucarado y con canela. Me confieso consumidora de todo aquello capaz de dar a mis hemisferios cerebrales especial brillo y esplendor. Tratamiento de longevidad neuronal, mente sin tiempo y toneladas de papel.

De papel, de rollos de bambú, de tablillas, de seda, de papel de arroz, de pergamino, del nuevo papel reciclado para salvar a los árboles. Indaguen en las letras sagradas del alfabeto hebreo y ahí están las experiencias mistéricas, rebusquen la caligrafía gótica, el arte de los scriptoriums, la magia de los iluminadores. Sueñen ante un Códice. ¿Es equiparable la experiencia a la frialdad de un teclado y de una pantalla? ¿Es lo mismo un sms “Churri te quiero” que esperar al cartero y espiar el buzón para encontrar el enigma de un sobre? Creo que no tenemos derecho a arrebatar a las generaciones venideras estas experiencias tan vívidas y tan vividas que parecen condenadas a extinguirse, no lo podemos ni debemos permitir, porque nunca, nada, jamás, suplantará a la magia del papel.

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