THE OBJECTIVE
Pilar Garcia de la Granja

#NiñosSolos

Han llegado en el último año a la frontera sur de Estados Unidos 52.000 niños solos. Sin padres. Al menos esos son los que están encontrados y contabilizados. Las autoridades federales de Estados Unidos esperan otros 60.000 antes de que termine el año.

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#NiñosSolos

Han llegado en el último año a la frontera sur de Estados Unidos 52.000 niños solos. Sin padres. Al menos esos son los que están encontrados y contabilizados. Las autoridades federales de Estados Unidos esperan otros 60.000 antes de que termine el año.

Han llegado en el último año a la frontera sur de Estados Unidos 52.000 niños solos. Sin padres. Al menos esos son los que están encontrados y contabilizados. Las autoridades federales de Estados Unidos esperan otros 60.000 antes de que termine el año. Son niños de entre tres y 17 años, menores de edad, que sus padres envían a Estados Unidos huyendo de la miseria centroamericana y de la violencia de las bandas callejeras. Es el nuevo negocio de las mafias. Los padres reúnen sus ahorros en la esperanza de que sus hijos sean conducidos a través de México por las mafias humanas e introducidos en Estados Unidos, en donde rezan, para que las patrullas de la frontera les encuentren, y busquen a sus familiares.

Según la ley Estadounidense de inmigración, los pequeños menores de edad que llegan a USA, salvo los mexicanos- son acogidos en centros sociales y tienen derecho a que se encuentren familiares suyos cercanos residentes en Estados Unidos. Pasan al menos entre tres y seis meses hasta que hay un juicio, en donde se decide si deportarles o no. Pero en ese tiempo sus familiares ya les han escolarizado. Sus padres respiran tranquilos, ellos ya intentarán llegar, pero los pequeños tienen un futuro mejor.

Barak Obama acaba de solicitar al Congreso americano 2.000 millones de dólares de emergencia, para poder hacerse cargo de estos pequeños, atenderles en los centros de recogida y acelerar el proceso para su deportación. Pero nada detiene a los padres desesperados del tercer mundo. Muchos de los pequeños ni siquiera llegan a Estados Unidos, mueren en el desierto, son violados, son vendidos a narcos como traficantes… En algunos casos, las patrullas fronterizas les encuentran abandonados a su suerte.

Pero a sus padres nada les detiene. El hambre y la violencia de Centroamérica _ Costa Rica, Guatemala y El salvador – son los tres países con mayor ratio de violencia del mundo- no entiende ni de papeles ni de desgracias en el camino. Se abrazan a sus vírgenes a quienes encomiendan a sus hijos durante la travesía. Su rezan porque en Estados Unidos les recojan, busquen a sus familiares y tengan un futuro mejor.

En la zona metropolitana de Washington viven cerca de 400.000 inmigrantes centroamericanos. Con ello sueñan los padres. Los pequeños, en la mayoría de los casos, no entienden nada. Son víctimas de la miseria. Son pequeños sin compañía.

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