THE OBJECTIVE
Fernando L. Quintela

No disparo

La imagen asusta. A simple vista puede parecer una fábrica de cafeteras y uno de sus elementos en serie. Pero no, son unas “cosas” que por una parte nos facilitan la vida y por otra no las complican.

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No disparo

La imagen asusta. A simple vista puede parecer una fábrica de cafeteras y uno de sus elementos en serie. Pero no, son unas “cosas” que por una parte nos facilitan la vida y por otra no las complican.

La imagen asusta. A simple vista puede parecer una fábrica de cafeteras y uno de sus elementos en serie. Pero no, son unas “cosas” que por una parte nos facilitan la vida y por otra no las complican.

Porque acabo de leer, no sé en dónde, que trabajar se va a convertir no ya en un privilegio sino en un gran lujo dentro de no muchos años, porque estas “cosas” nos van a hacer imposible superar con nuestras propias manos sus niveles de productividad.

Cunado era pequeño, tengo 46 años, se veía en la televisión, y se hablaba de vez en cuando, del futuro de los robots. Si no recuerdo mal, en un país con tintes machistas como es España, esos robots estaban relacionados con los trabajos dentro del hogar. Mujeres de hierro que limpiarían la casa. Conozco muchas, la mayoría, que son más de hierro en todos los aspectos que cualquier máquina que se pueda inventar.

Me preocupaba, es verdad. De la misma manera que me preocupaba con sólo 11 años el que cuando yo fuera mayor existieran políticos capaces de llevar las riendas de un país. No sólo del mío, sino en general. Está claro que era pequeño, pero no estaba muy desencaminado en mis preocupaciones. Al menos en estas dos.

Hoy mismo, no hace falta pensar en el futuro, si no te adaptas estás apartado. A los niños ya no les valen cuentos chinos ni “mira un avión” a la hora de comer. Ahora quieren tu smartphone o tu tablet y ellos mismos buscan lo que quieren, ya sea Pocoyo o Peppa Pig. Con dos años y pocos meses saben manejar un aparato mejor que muchos adultos.

Soy fotógrafo, y me he dedicado muchos años a ello. Sigo haciendo fotografías, muchas. Pero muchas de ellas se hacen solas. Y se acabarán convirtiendo en una forma más de arte. Ayer me contaba un amigo que fue testigo de cómo un tipo reclamaba la atención de otro mientras enfocaba con su teléfono-cámara una escena: “dime si esto es bonito para hacer una foto”. Dentro de nada, dejando de lado la escasa creatividad de ese individuo, será la cámara la que te diga “no disparo, eso no es bonito”.

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