THE OBJECTIVE
Cristian Campos

No haberse puesto la minifalda democrática

El 12 de octubre de 2000, dos soldados israelíes entraron por error en Ramallah. Allí fueron detenidos en un control de carretera de la policía palestina y trasladados hasta una comisaría de la ciudad de Al-Bireh, donde se acababa de celebrar el funeral por un palestino de 17 años supuestamente asesinado por el ejército israelí dos días antes. La multitud, formada por unas mil personas, entró en la comisaría y linchó a los dos soldados. Vadim Nurzhitz y Yossi Avrahami fueron golpeados con tuberías y acuchillados. Después, los palestinos les arrancaron los ojos y les destriparon. Uno de los soldados fue lanzado por la ventana, donde la muchedumbre continuó con el linchamiento.

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No haberse puesto la minifalda democrática

El 12 de octubre de 2000, dos soldados israelíes entraron por error en Ramallah. Allí fueron detenidos en un control de carretera de la policía palestina y trasladados hasta una comisaría de la ciudad de Al-Bireh, donde se acababa de celebrar el funeral por un palestino de 17 años supuestamente asesinado por el ejército israelí dos días antes. La multitud, formada por unas mil personas, entró en la comisaría y linchó a los dos soldados. Vadim Nurzhitz y Yossi Avrahami fueron golpeados con tuberías y acuchillados. Después, los palestinos les arrancaron los ojos y les destriparon. Uno de los soldados fue lanzado por la ventana, donde la muchedumbre continuó con el linchamiento.

En una de las pocas fotos publicadas tras el linchamiento puede verse a uno de los asesinos asomado a una ventana de la comisaría mostrando sus manos empapadas en sangre. En otra puede verse a otro palestino sosteniendo el corazón de uno de los soldados en las manos. En otra, la cabeza abierta de uno de los soldados. La cara del otro soldado apenas resulta reconocible.

Uno de los fotógrafos allí presentes, el británico Mark Seager, declaró: “He estado en el Congo, en Kosovo… pero esto es lo más horrible que he visto jamás. Sé que los palestinos no son así y soy una persona que perdona, pero nunca voy a olvidar esto. Fue un asesinato bárbaro. Cuando pienso en ello veo la cabeza aplastada de uno de esos hombres. Sé que voy a tener pesadillas durante el resto de mi vida”.

Riccardo Cristiano, periodista de la RAI en Jerusalén, escribió por su parte una carta en la que negaba que su cadena tuviera nada que ver con la grabación del linchamiento y en la que trasladaba la responsabilidad a una cadena rival. “Nosotros [la RAI] siempre respetamos y seguiremos respetando los procedimientos periodísticos de la Autoridad Palestina (…) Os agradecemos vuestra confianza y os podemos asegurar que esa no es nuestra manera de actuar. Nunca haremos algo así”.

“Sé que los palestinos no son así”. “Seguiremos respetando los procedimientos periodísticos de la Autoridad Palestina (…) Os agradecemos vuestra confianza (…) Nunca haremos algo así”. Difícil saber qué resulta más repulsivo, si la orgía caníbal palestina o la orgía de sumisión y sometimiento a la barbarie de la prensa occidental. Difícil saber también quién tiene más responsabilidad en la aparente irresolubilidad del conflicto palestino: si los propios palestinos o la prensa occidental. Yo mismo ni siquiera habría tenido noticias de estos hechos si no fuera por el tuitero Daniel Ari.

Dejemos la responsabilidad en un 45/45. El restante 10%, para las víctimas, el Estado de Israel. A fin de cuentas, la culpa es en parte suya por ponerse la minifalda democrática estando rodeada de machirulos islámicos, ¿no es cierto?

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