THE OBJECTIVE
Ricardo Dudda

No nos metamos en eso

A menudo Rajoy resulta simpático. Sus deslices, sus momentos de sinceridad espontánea, sus frases míticas e ininteligibles, sus balbuceos, son graciosos, carne de meme. Rajoy, si no fuera tan vago, podría ser un buen líder populista, aunque le falta garra. Podría defender un lenguaje auténtico, llano, para el pueblo.

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No nos metamos en eso

Reuters

A menudo Rajoy resulta simpático. Sus deslices, sus momentos de sinceridad espontánea, sus frases míticas e ininteligibles, sus balbuceos, son graciosos, carne de meme. Rajoy, si no fuera tan vago, podría ser un buen líder populista, aunque le falta garra. Podría defender un lenguaje auténtico, llano, para el pueblo. Dice el periodista Fernando Garea que “cuando se dice que el PP y el Gobierno fallan en la comunicación, en realidad lo que se está diciendo es que a Rajoy no le gusta la comunicación política”. ¿Qué mejor retórica populista que la reivindicación de la “antirretórica”? Desde tiempos de Marco Aurelio los líderes políticos usan el argumento de que lo suyo no es “retórica”.

A veces es difícil juzgar a Rajoy por sus palabras: no se sabe muy bien lo que piensa, más allá de la idea de que las cosas están bien como están. Cuando, en el programa de radio de Alsina, le preguntaron sobre la igualdad salarial entre hombres y mujeres, respondió “no nos metamos en eso”. Es posible que no quisiera meterse porque es un debate complejo. Pero también puede leerse como una declaración de intenciones: como partido, no nos vamos a meter en eso. Y es un tema en el que hay que meterse, no por ideología sino porque hay quienes han demostrado empíricamente que se dan casos donde las mujeres cobran menos por los mismos trabajos que los hombres. Sara de la Rica, autora de un paper muy influyente sobre la teoría del techo de cristal, afirma que la desigualdad es especialmente visible en la distribución de bonus salariales entre hombres y mujeres; existe una especie de salario plus que se da a hombres y no a mujeres.

Rajoy no es un líder que confíe mucho en la ciencia. Solo necesita un asesor que le diga que “no nos metamos en eso” no es una respuesta adecuada para un problema que es real y cuantificable, y no un capricho feminista o una cuestión de ideología.

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