THE OBJECTIVE
Marisa Páramo

No sin mis vaqueros

Yo no me lo creo. Que la ropa deportiva arruine el mercado de los vaqueros. Mallas de gimnasio por jeans. Leggins de lycra endeble por denim constreñido. Zapatillas de deporte por tacones. ¡Ni hablar!

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No sin mis vaqueros

Yo no me lo creo. Que la ropa deportiva arruine el mercado de los vaqueros. Mallas de gimnasio por jeans. Leggins de lycra endeble por denim constreñido. Zapatillas de deporte por tacones. ¡Ni hablar!

Yo no me lo creo. Que la ropa deportiva arruine el mercado de los vaqueros. Mallas de gimnasio por jeans. Leggins de lycra endeble por denim constreñido. Zapatillas de deporte por tacones. ¡Ni hablar!

Quizás muchos no den crédito pero les aseguro que las mujeres nos pasamos la vida buscando el pantalón vaquero perfecto. Que siente como un guante. Que te haga un buen culo. O que te lo mejore. O que te lo suba. He perdido la cuenta de los modelos de jeans que hay a la venta. Es probable que ni siquiera esté cuantificado. Me ocuparía todo el espacio de este artículo enumerarlos. No hay marca que se precie que no tenga unos en su repertorio. Y los diseñadores se pegan por vestir los mejores traseros del mundo.

Pero voy a ir más allá. Por curiosidad. ¿Han mirado ustedes en sus armarios? ¿En los de sus mujeres, sus hijas o amig@s? Les recomiendo que no hagan la prueba. Se sorprenderían. Aún más sabiendo que aunque tengamos 20 vaqueros diferentes, sólo nos ponemos uno. Hasta que se cae a pedazos. Termina hecho trizas. Y lo peor, es que nunca lo vuelves a encontrar igual. Y cuanto más zarrapastroso está, más de moda se pone. Hace años nuestras madres los remendaban, hoy los compramos destrozados. Locuras de la tendencia.

Y es que los tejanos son la única prenda que cuanto más la usas mejor sienta. Mejor queda. Más te gusta. Cuando ya está perdiendo su vida útil. Mejora con los lavados. Con las puestas. Termina contagiándose de la personalidad de su dueño. Acaba formando parte de ti y hasta teniendo marcas de tu vida. Porque las féminas debemos de ser los únicos seres que nos acordamos de la ropa que llevamos puesta en determinadas ocasiones. Aunque hayan pasado 20 años.

En el incomprensible y desconocido fondo de armario para los hombres los vaqueros son la salvación de muchas. El gran comodín. Bien combinados sirven para bodas, bautizos y comuniones. Como los chicos de OT. Yo no los cambio por un triste chandal.
¡Larga vida al denim!

 

 

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