THE OBJECTIVE
Nicmer Evans

No Tsipras

Sin embargo, su principal dirigente designado Primer Ministro, Alexis Tsipras, encabeza una negociación que a todas luces adversa el espíritu refrendario y popular, conduciendo al borde del abismo un esfuerzo que por años significó la posibilidad de hacer conciliar diferentes visiones de país.

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Sin embargo, su principal dirigente designado Primer Ministro, Alexis Tsipras, encabeza una negociación que a todas luces adversa el espíritu refrendario y popular, conduciendo al borde del abismo un esfuerzo que por años significó la posibilidad de hacer conciliar diferentes visiones de país.

Un momento histórico para la democracia participativa fue aplastado en un acto incomprensible para la izquierda mundial. Después de un no rotundo a las medidas de la Troika europea, a través de un pronunciamiento contundente del pueblo griego, que permitía blindar de legitimidad la acción de un gobierno con génesis revolucionaria como el de Syriza, recibe un coitus interruptus que frustra la expresión de un pueblo descontento clamando una alternativa ante tanta arbitrariedad del neoliberalismo mundial.

Sin embargo, su principal dirigente designado Primer Ministro, Alexis Tsipras, encabeza una negociación que a todas luces adversa el espíritu refrendario y popular, conduciendo al borde del abismo un esfuerzo que por años significó la posibilidad de hacer conciliar diferentes visiones de país.

La estrategia ahora es vertiginosa, buscando la legitimación de su acción, Tsipras convoca unas nuevas elecciones para deslastrarse de sectores críticos a las medidas, y reagrupar fuerzas totalmente sumisas a la tergiversación de un mandato popular refrendario, para así adquirir la legitimidad que necesita para continuar con un proyecto conciliado con la misma Troika que antes adversó.

Sobre esa base nace una nueva alternativa que reagrupa a un sector que clama por el respeto del claro pronunciamiento popular, pero la jugada, que no es una dimisión clásica, tiene fundamento en una popularidad que pareciera quedarle poco tiempo y por ello la acción debe ser rápida.

Definitivamente «no Tsipras», fue lo que dijo el pueblo que tu mismo consultaste, y es posible que nuevamente le de la misma respuesta si no actúa coherentemente.

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