THE OBJECTIVE
Félix de Azúa

Cierto retraso

«El sistema de selección del profesorado ha conseguido que en este momento la casi totalidad del mismo pertenezca a partidos e ideologías de extrema izquierda»

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Cierto retraso

Redd | Unsplash

Dado que los alumnos sacan mejores notas cuanto más acomodada es su familia, o lo que es igual, hay mayor éxito escolar entre los hijos de los ricos, entonces la Educación simplemente reproduce el sistema de las clases sociales en un momento dado. Si el fracaso escolar es el resultado de las desigualdades sociales, entonces el fracaso escolar es el fruto de la injusta relación entre ricos y pobres. En cuyo caso la selección de los más dotados es una maniobra elitista que simplemente mantiene las relaciones de clase tal y como están. En estas condiciones la transmisión de conocimientos es reaccionaria.

Estos principios generales parecen expuestos por los actuales pedagogos del sanchismo y responderían a las sucesivas reformas educativas de los últimos años para evitar que los más dotados económicamente avergüencen a los menos inteligentes o trabajadores o esforzados de familias pobres. La solución es acabar con las diferencias en el seno mismo del sistema educativo eliminando el fracaso escolar, el suspenso, la repetición de curso, etc.

«La solución es acabar con las diferencias en el seno mismo del sistema educativo eliminando el fracaso escolar, el suspenso, la repetición de curso»

Sin embargo, todo lo anterior no es un resumen de la ideología socialista española actual, sino la de los sindicatos franceses de los años ochenta del siglo pasado, cuando estaban dominados por los estalinistas. Lo expone, con su habitual sagacidad, J.-Fr. Revel en un inestimable trabajo, El conocimiento inútil (Página indómita), que data de 1988, pero ha sido reeditado en España este año. No solo no ha quedado viejo, sino que parece redactado para dar cuenta de los disparates pedagógicos del grupo de trabajo educativo sanchista. En este libro hay dos artículos de singular importancia 30 años después de su publicación, uno es el que denuncia las barbaridades ideológicas de los estalinistas franceses, hoy imitados por los socialistas españoles, y otro el que lleva por título El fracaso de la cultura que pone en su lugar la labor casi siempre disparatada de la mayoría de los intelectuales.

Que en España estén determinando las leyes educativas unos «expertos» que ya fracasaron en Francia hace 30 años no es de extrañar. Estos «expertos» siguen aferrados a sus viejas lecturas de Pierre Bourdieu, de Foucault, de Althusser, no han estudiado nunca nada más, se han quedado congelados en las ideologías de hace medio siglo. Y por supuesto no les vale para nada que les digan una y otra vez que las estadísticas y los estudios serios han demostrado la falsedad de esos principios y que cuantos más analfabetos salen de los estudios medios o superiores, más perjudicados son los pobres. La destrucción de la enseñanza «reaccionaria» deja sin capacidad y sin defensa a quienes menos apoyos económicos reciben de su familia. Los ricos, incluso analfabetos, acaban por salir adelante. El delirio de la igualdad, traducido en una equiparación que guillotina todas las diferencias, sólo hunde al desvalido social. El proyecto educativo español es profundamente reaccionario.

El sistema de selección del profesorado ha conseguido que en este momento la casi totalidad del mismo pertenezca a partidos e ideologías de extrema izquierda perfectamente obsoletos y rancios, menos en aquellos lugares, como Cataluña, en los que la casi totalidad del profesorado es independentista. Lo cual no hace sino confirmar que la selección es por completo ideológica y de gente sumisa al Régimen. Es decir, un fraude. En resumen, el sistema educativo español (incluido el catalán, claro) es uno de los más reaccionarios, doctrinales y corruptos de Europa. Se salvan algunas facultades y escuelas técnicas e institutos científicos.

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