THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

Olvido y perdón

Pues eso, que estoy con quienes, desde la defensa a ultranza de la libertad de expresión, reclaman el derecho al olvido, y le añado el derecho al perdón, y el derecho a que no te restrieguen tus errores por el rostro.

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Pues eso, que estoy con quienes, desde la defensa a ultranza de la libertad de expresión, reclaman el derecho al olvido, y le añado el derecho al perdón, y el derecho a que no te restrieguen tus errores por el rostro.

La fotografía de Andrea Comas es una metáfora. Un juego de sombras nada chinescas. Ya van 120.000 peticiones formuladas a Google de borrado on line, seres humanos que reclaman el derecho al olvido. El derecho a que no te amarguen la vida como consecuencia de una mentira propagada a conciencia o de una verdad resultado de un error cometido, o incluso de un delito.

Claro, hay una colisión con otros derechos. Soy consciente. Pero he cometido errores, han violado mi intimidad en asuntos serios, de mi cabeza y de mi alma, y quizá hasta haya cometido algún delito, y sobre todo he sido víctima de calumniadores e injuriadores. Y por ello estoy con quienes reclaman su derecho a que la peña no disponga cada día a través de Google de tanta bazofia que puede destruir vidas para construirse una visión mía equivocada e injusta que jamás podré revertir.

Sucede incluso en el ámbito de lo más privado. El olvido es una forma de libertad. Y a veces hasta en lo más íntimo de la vida de cada uno se hace difícil el perdón, y a falta de él cabe al menos reclamar olvido. Hasta quienes han violado la ley tienen derecho a pagar sus culpas y a que les dejemos en paz.

Carezco de sentido del rencor. Jamás lo he tenido. No me cuesta perdonar a quienes han podido hacerme daño. Quizá porque soy muy consciente de que cada día cometo errores, y siempre intento tratar a los demás como me gusta que me traten a mí. Y porque como escribió alguien relevante, hay momentos en que incluso me olvido incluso de mí y de lo que soy.

Pues eso, que estoy con quienes, desde la defensa a ultranza de la libertad de expresión, reclaman el derecho al olvido, y le añado el derecho al perdón, y el derecho a que no te restrieguen tus errores por el rostro. Porque por encima de todo está el derecho de todo ser humano a ser feliz, o a pelear por intentarlo. Aunque haya quien esto no sea capaz de entenderlo.

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