THE OBJECTIVE
Ignacio Vidal-Folch

Ayuso: ¡que les corten las cabezas!

«Vigila, Feijóo, que Ayuso tiene el presupuesto de la Comunidad de Madrid, tiene ambición y tiene a algunos ‘killers’ a su lado»

Opinión
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Ayuso: ¡que les corten las cabezas!

Isabel Díaz Ayuso. | Europa Press

Parece que en el congreso, no sé si ordinario o extraordinario, la Reina de Corazones, que como todos sabemos reina en el País de las Maravillas, secundada por sus pajes-naipes, no se ha dado por satisfecha con echar fulminantemente del poder al presidente del partido y a su más fiel edecán, a cuenta de sus torpezas y supuestas traiciones, y exige, muy severa, entre los murmullos asustados de los naipes: «¡Que les corten las cabezas! ¡Exijo que les corten las cabezas a todos!»

Rebullían, preocupados, en sus asientos, los barones y los baronets, que tras apuñalar a Casado, y luego aplaudirle calurosamente en el funeral, ahora quisieran pasar página, ir a discretamente lavarse las manos, correr un tupido velo…

¡Pues no! Ella exige que se les expulse del partido y que se abra una purga general. Va desatada, siguiendo el hábil método pasivo-agresivo de presentarse como víctima inocente y exigir reparaciones, método que su escudero tan bien aprendió del nacionalismo catalán y que le ha explicado muy bien: In hoc signo vinces.

El victimismo pasivo-agresivo es un arma letal, difícil de resistir, y la Reina de Corazones la maneja de maravilla, ora disfrazada de chulapa, ora de hincha del Real Madrid, ora de laboriosa, infatigable ejecutiva, su community manager, ese sí que es infatigable y hábil…

Si yo fuese Feijóo no las tendría todas conmigo. Me ajustaría bien ajustado el nudo de la corbata. Ya estaría en guardia, pues la señal evidente de que la Reina de Corazones ambiciona presidir el partido y la nación es lo mucho que reitera que su sitio está en Madrid, que no aspira a dirigir el PP, que ni se le pasa por la cabeza…

Yo no las tendría todas conmigo, ya ha estado a punto de cargarse el partido, con la inestimable colaboración de un increíble detective que no acepta un encargo ni dice quién se lo hizo pero asegura que «alguien» se lo ofreció (¡menudo Philip Marlowe!); y de un folio anónimo que tiene más pinta de haber sido redactado en algún oscuro subsótano de la Puerta del Sol que en ningún otro sitio del mundo.

La dama de corazones está que trina. ¡Que les corten la cabeza! ¡Que les corten la cabeza! Y los cortesanos, mustios y cabizbajos, a ver a quién habrá que sacrificar ahora para apaciguar a la reina. ¡Espero que no me toque a mí!

–¿Tú no me ejecutarías, verdad, Romerales?

–¿Yo? Nooooo, hombre, Martínez. Cómo se te ocurre. Qué cosas tienes.

A modo de expiación, todos claman que creen firmemente en la «honorabilidad» de la presidenta. La «honorabilidad» está fuera de causa. Feijóo dice que ella «es una persona honrada y no me presenta dudas su honorabilidad»; y González Pons reitera que toda la dirección del partido confía «absolutamente del todo en la honorabilidad de Ayuso».

Solo les falta jurar que el hecho, reconocido por ella misma, de que en el momento más letal de la pandemia su hermano se lucró cobrando comisiones por la venta de mascarillas a la Comunidad, mientras ella, la presidenta de la Comunidad, posaba para las fotos llorando lágrimas de rimmel… es una muestra indiscutible de honorabilidad del uno y de la otra.

Y como ella sabe que el personal, por más crédulo que sea, no se lo va a tragar, ni menos la fiscalía; como ella teme que en realidad, por más que digan, ni Feijóo ni González Pons ni ninguno de los palmeros, ni nadie, cree en tan cacareada honorabilidad, es por lo que se pone tan regañona y anda por los cónclaves gritando «¡Que les corten las cabezas! Mi hem-mano es sagrado y puede hacer lo que quiera. ¡Id enterándoos!» 

Vigila, Feijóo, que Ayuso tiene el presupuesto de la Comunidad de Madrid, tiene ambición y tiene a algunos killers a su lado. Y tú ¿qué tienes? A unos que aplauden.

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