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Anna Grau

Aborto en USA: lo que un ultra te da...

«Era cuestión de tiempo que cambiara el viento populista, que a la tramuntana ultra de un lado sucediera la del otro»

Opinión
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Aborto en USA: lo que un ultra te da…

Norma McCorvey, la mujer llamada 'Roe' en el histórico caso de la Corte Suprema de 1973 'Roe vs. Wade' | Europa Press

Aquí nos miramos el ombligo diez veces al día en vez de poner las barbas a remojar cuando vemos las del vecino pelar… Ojo a la tormenta civil desatada en Estados Unidos ante la posibilidad de que el Tribunal Supremo de ese país revoque la protección federal al derecho al aborto vigente desde 1973, abriendo la veda para que los estados impongan limitaciones y restricciones a ese derecho según su leal (o desleal) saber y entender. Hablamos de un país donde en unos estados hay pena de muerte y en otros no, o sea que esto no es ninguna broma. Es totalmente plausible que, en pleno auge de cierto conservadurismo beligerante, cierto tipo de alt-right que la gente asocia con el trumpismo apeado del poder político, pero no de otros, en grandes extensiones de Norteamérica se produzca un retroceso histórico del derecho al aborto.

 Sólo que la culpa no es del trumpismo, ni de la extrema derecha…o no más de lo que lo es de la extrema izquierda. Cuando entre populismos y extremismos anda el juego, lo que un ultra te da, otro ultra te lo quita. No es lo mismo hacer las cosas bien que hacerlas mal, legislar y gobernar rectamente que hacerlo sectariamente y de mala fe. No es lo mismo proteger el feminismo, al colectivo LGTBI o los derechos de las personas trans, que usar todos esos derechos de feroz catapulta clientelar. No es lo mismo luchar por el derecho al aborto que jugar con él.

Lo que se ventila ahora mismo en Estados Unidos es una revocación por parte del Supremo de una histórica sentencia, la del Caso Roe contra Wade, que fue la que abrió las compuertas a la legalización del aborto sin interferencias políticas estatales en 1973. Pero, ¿en qué consistía exactamente el Caso Roe contra Wade, cuál fue su planteamiento, su nudo y su desenlace?

Jane Roe era el pseudónimo judicial usado por Norma McCorvey, una mujer de Texas (¿se acuerdan de cuando Louise le dice a Thelma que si te cargas a un hombre con los pantalones bajados después de que te intente violar, Texas no es el mejor lugar para que te pillen?…) que acudió a los tribunales alegando que se había quedado embarazada como resultado de una violación y solicitando interrumpir ese embarazo. En Texas sólo era legal el supuesto de peligro para la vida de la madre, que técnicamente no era el caso. El supuesto de violación no se contemplaba pero lógicamente conmocionó la conciencia nacional. La batalla jurídica fue ardua y larga, ya que el fiscal local, Henry Wade, logró que tres jueces de Texas decretaran que ese era un aborto inconstitucional. Para cuando el caso llegó al Supremo, McCorvey ya había dado a luz. Aún así, logró una victoria sin precedentes: desde el fallo del Caso Roe contra Wade, el aborto es libre en el primer trimestre de embarazo, los Estados sólo pueden introducir restricciones sanitarias “razonables” en el segundo y contemplar excepciones como el peligro para la madre para prohibirlo incluso en el tercero. El aborto quedaba consagrado como un derecho fundamental, y así ha sido durante décadas.

¿Por qué peligra todo eso ahora? ¿Qué ha pasado? Bueno, en realidad lo que pasa no es de ahora, viene pasando desde hace bastante tiempo. Sucede que aquel deslumbrante fallo judicial a favor del derecho al aborto era un castillo de naipes construido sobre un fraude. Para empezar, pronto se supo que Norma McCorvey mentía cuando afirmó que el embarazo que pretendía interrumpir era fruto de una violación. Simplemente no la violaron. Era mentira, y era activismo judicial, una práctica bastante extendida en Estados Unidos, donde la jurisprudencia de los tribunales tiene un poderosísimo efecto moldeador sobre el poder legislativo. En vez de tratar de cambiar una ley, provocas una sentencia que la reduzca al absurdo. Se ha hecho con el matrimonio homosexual (por ejemplo, dos personas del mismo sexo se casan en un estado de EEUU donde eso es legal, y piden el divorcio en otro donde no lo es: con lo cual si se lo conceden, tácitamente reconocen la validez de su unión, y si se lo niegan, crean un escenario discriminatorio de explosiva digestión), y se hizo también con el aborto.

¿El fin justifica los medios? ¿Bien está lo que bien acaba? No lo parece. Aunque sólo sea porque una activista lo bastante fanática como para burlarse de un tribunal afirmando en falso que la violaron, cualquier día se da la vuelta y aplica el mismo fanatismo en dirección contraria. Que es exactamente lo que sucedió con Norma McCarvey. Después de ser la protagonista de la performance que abrió las puertas al aborto legal en todo su país, va la señora McCarvey, por lo que sea se arrepiente, cambia de opinión (¿o de patrocinadores?), y pasa de ser una ardiente defensora del derecho a la libre interrupción del embarazo, a querer borrarlo de la faz de la tierra. Hace ya algunas décadas que “Jane Roe” lucha por destruir el Caso Roe Contra Wade, lo cual ya lleva tiempo provocando una retracción en lo conseguido. Lo del primer trimestre limpio de polvo y paja ya hace mucho tiempo que no es así, vuelve a abrirse la veda a las regulaciones gubernamentales y a sopesar criterios como la viabilidad del feto.

Era cuestión de tiempo que cambiara el viento populista, que a la tramuntana ultra de un lado sucediera la del otro, que quien a hierro mata, a hierro muera, y lo dicho: lo que un ultra te da, otro te lo quita. La moraleja es tan evidente que ni sé si hace falta enunciarla, pero por si acaso allá va. Huyan de los atajos de los extremos. Huyan de la radicalidad disfrazada de libertad que a duras penas encubre una terrible espina totalitaria. O se es liberal, liberal serio y en serio, o se corre el peligro de acabar convertido en un carcamal, da igual si de derechas o de izquierdas. Basta con que una sola mujer a la que de verdad hayan violado no pueda abortar en Estados Unidos para que la farsa del Caso Roe contra Wade no tenga perdón. Basta con dejar entrar una gota de tiranía en el sistema para pudrirlo todo. ¿Se acuerdan de cierto doctor Stockmann y de lo que pasaba con el balneario de su pueblo?

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