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César Calderón

¿Es contagioso el virus andaluz?

«A Zapatero no le sirvieron de nada todos los paquetes sociales que lanzó para tratar de mantener vivas sus posibilidades electorales. Veremos si a Sánchez le sirven de algo ahora»

Opinión
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¿Es contagioso el virus andaluz?

Juanma Moreno comparece el día de las elecciones andaluzas. | Eduardo Briones (Europa Press)

A 11 meses de las próximas elecciones municipales y autonómicas, si hay algo que quita el sueño a los alcaldes y  presidentes autonómicos del PSOE es la posibilidad de que el virus político liberado por Juanma Moreno en Andalucía produzca contagios masivos y se convierta en pandemia en el resto de España.

Y lo cierto es que no les falta razón para estar preocupados, sobre todo aquellos que aún guardan memoria de las elecciones autonómicas y municipales de 2011, una afilada guadaña que en medio de la crisis económica y social de 2008 mandó a centenares de ellos a la oposición y que anticipó la llegada del PP a la Moncloa a finales de ese mismo año, de tal suerte que un conocido periodista acuñó el feliz adagio de que los españoles habían dado un puntapié a Zapatero en las posaderas de sus alcaldes y presidentes autonómicos. Bueno, en realidad no dijo posaderas.

Sin duda no se puede extrapolar automáticamente lo ocurrido en Andalucía a otros territorios, pero una mirada desapasionada a los datos demoscópicos, sociales, y económicos básicos nos descubre unas cuantas pistas que creo deberíamos tener en cuenta.

Si tomamos las dos comunidades autónomas más próximas a Andalucía gobernadas por el PSOE, hablo de Extremadura y de Castilla la Mancha, descubriremos que sus indicadores de desempleo, fracaso escolar, despoblación rural, salario medio y sobre todo el impacto de la crisis política y social en las mismas son perfectamente homologables con los andaluces.

Pero es que si miramos el autoposicionamiento ideológico de los votantes socialistas de estos territorios, mucho más cerca del cinco que del tres en una escala del uno al diez en la que el uno sería la extrema izquierda y el diez la extrema derecha, nos encontraremos con que estamos ante dos regiones perfectamente propicias como para que en ellas se viralicen los tres efectos que han llevado a Juanma Moreno a obtener una mayoría absoluta histórica: 

– Una desmovilización de los votantes más progresistas que se sienten olvidados por el gobierno al que votaron. El de Sánchez, me refiero.

-La desaparición del atávico «miedo a la derecha» que como cantaba la inmortal Rocío Jurado, se les ha gastado de tanto usarlo.

-Una deserción masiva y creciente de los votantes más moderados del PSOE que tras los pactos constantes de Sánchez con el independentismo y como ya hemos visto que ha sucedido en Madrid o Andalucía, han pasado directamente a votar al Partido Popular sin estaciones intermedias.

Pero si a nivel regional (y no solo en Extremadura y Castilla la Mancha) el virus andaluz podría causar inopinados cambios de color a sus gobiernos, donde la cosa puede adquirir tintes de tragedia griega con corifeos es en los centenares de municipios que hoy gobierna el PSOE.

Miren, en España tenemos un sistema político fuertemente municipalista, el poder local es la columna vertebral sobre la que pivotan y se expanden las mayorías sociales antes de llegar al parlamento y el refugio para muchos políticos y técnicos una vez que se pierde el poder a nivel nacional. 

Un sistema que tras la entrada de Podemos, Ciudadanos y Vox comenzó a volverse inestable, permitiendo que en las pasadas elecciones, el PSOE, a pesar de no obtener unos resultados espectaculares, concentrase bajo sus gobiernos municipales la mayoría de ayuntamientos y diputaciones provinciales en muchos  casos gracias a pactos inestables y quebradizos, unos pactos que tras haberse desatado este virus sureño, sin el concurso ya del evanescente partido de Inés Arrimadas y con un Unidas Podemos en franco retroceso sin duda cambiarán de color, aunque sea por la mínima, centenares de gobiernos municipales, mandando a la oposición a un importante número de alcaldes y presidentes de diputaciones socialistas y de paso produciendo un efecto colateral explosivo, la desaparición de muchos refugios políticos en los que resituar dirigentes y cuadros.

Y un bonus track para millennials y desmemoriados: en la crisis de 2008, a José Luis Rodriguez Zapatero no le sirvieron de nada todos los paquetes sociales que lanzó para tratar de mantener vivas sus posibilidades electorales. Veremos si a Sánchez le sirven de algo ahora.

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