Reprobación de Irene Montero

¿Recuerdan que PP y Vox presentaron una moción de reprobación de Alberto Garzón, ministro de Consumo, por insultar a los ganaderos y su trabajo en las macrogranjas? A ver si aquello era más grave que aprobar una ley que permite la rebaja de las penas a los delincuentes sexuales. 

Es hora de reprobar a Irene Montero en el Congreso por una ley que deja indefensas a las víctimas, y que se aleja de la idea de justicia. Y esto sin olvidar algo inaceptable en democracia: que las autoras de la ley del solo sí es sí excusen su error insultando a los jueces por la aplicación de la ley, y pidiéndoles que prevariquen. 

Por mucho menos el PSOE presentó en 2017 una moción de reprobación a Montoro, el olvidable ministro de Hacienda de Rajoy. El motivo entonces fue una amnistía fiscal. Quizá a la izquierda le parezca más grave soltar a delincuentes fiscales que a violadores y abusadores de niñas, adolescentes y mujeres.  

La derecha no puede limitarse a declaraciones a los medios, incluso a contentarse con hacer un tour por las sedes contando lo mala que es la ley. Es preciso que muestre el rechazo a la ley del solo sí es sí por sus consecuencias. Una moción de censura, tal y como se plantea en nuestro ordenamiento, es un examen al líder de la oposición, que ahora no es el caso. Pero una de reprobación se dedica solo a criticar la acción de un ministro en concreto.

«La reprobación sería útil para debilitar la ‘coalición Frankenstein’»

La moción de reprobación a Irene Montero serviría para mostrar el rechazo de una parte de España a una ley nefasta. También sería útil para debilitar la coalición Frankenstein, y que se retraten ante el país los grupos que aprobaron dicho bodrio legislativo. Por último, estaría bien que los electores del PSOE que se sienten feministas vieran cómo funcionan sus diputados, si tienen criterio o son autómatas que valoran más la disciplina de partido que sus ideales. 

Se podrá decir que la reprobación sirve para poco, pero no es así en un caso como este. Las víctimas, y el país entero, necesitan que una estafa de tal envergadura sea denunciada en las Cortes, y su ministra, tan altiva como obcecada, sea denunciada públicamente. Las consecuencias de esta ley del solo sí es sí,  la salida de delincuentes y la rebaja de penas, tiene responsables, y la principal es la ministra Irene Montero. 

La podemita quería ir a las elecciones con esta ley como principal argumento. No le importó la avalancha de informes, hasta 71, que matizaban o desaconsejaban esta ley. Ocultó la mayoría de ellos y el resto los despachó con el típico: «Son machistas». Lo mismo hizo con las 127 enmiendas que el PP presentó en el Congreso y el Senado. Fueron desestimadas, incluso la que indicaba que era necesario aumentar las penas mínimas si se fusionaban los delitos. 

No quiso escuchar ni leer. Montero estaba más pendiente de ponerse la medalla que de los consejos técnicos. Es la segunda vez que lo hace. Ya ocurrió con la famosa manifestación del 8-M, días antes de que se declarase la pandemia. Por aquel entonces conocía los efectos, la expansión y el riesgo del covid. Incluso sabía las medidas que se estaban tomando en otros países, como Italia. Ella misma lo dijo en un vídeo robado en una entrevista, con el supuesto micrófono cerrado, y que conocimos después. 

«El sanchismo espera que el Supremo les salve la papeleta y establezca una ‘jurisprudencia feminista’»

El podemismo defiende que hay que politizar el dolor, lo han dicho muchas veces. Pues es hora de que afronten las consecuencias. Aquel desprecio por la salud pública con tal de mantener su manifestación feminista nos provocó mucho dolor. Lo mismo ocurrió con la fallida jefatura de los servicios sociales que asumió Pablo Iglesias durante la pandemia. Ahora, este bodrio de la ley del solo sí es sí está provocando y provocará más dolor e indignación. No olvidemos que incluso se pueden beneficiar de la rebaja de penas los tipejos de La Manada, escándalo que inició la campaña para esta ley. 

El sanchismo espera que el Tribunal Supremo les salve la papeleta y establezca una «jurisprudencia feminista». Pero esto no solo es irresponsable porque demuestra la chapuza y el desgobierno, sino que es una prueba de que entienden que las instituciones judiciales deben tener un papel sumiso al Ejecutivo. 

Tan solo en 2021 hubo casi 3.200 sentencias por delitos sexuales. ¿Alguien duda de que sus abogados no están trabajando para la reducción de las condenas de sus clientes? A esto se pueden sumar los delincuentes de los últimos diez años, con lo que la avalancha de recursos puede ser fatal para el sistema judicial e indignante para la opinión pública y las víctimas. 

En suma. Es hora de que el PP haga algo más que declaraciones y reuniones de partido si quiere mostrarse como el portavoz de la España que protesta cuando se vende la democracia y el Estado de Derecho. Una buena reprobación que ponga a Irene Montero en el disparadero sería un buen servicio a la democracia y a la justicia. Y si Sánchez mantiene después a Irene Montero, que aguante la vela.