THE OBJECTIVE
Ignacio Ruiz-Jarabo

Ahora es la hora: sumisión o rebelión

«El dramatismo de la situación requiere que todos demos el paso adelante haciendo que se oiga nuestra oposición a lo proyectado por Sánchez y los suyos»

Opinión
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Ahora es la hora: sumisión o rebelión

Ilustración. | Erich Gordon

Desde que Pedro Sánchez conformó el Gobierno español merced a una mayoría parlamentaria que incluye a tres fuerzas políticas que no quieren formar parte de España, ha dirigido y/o consentido varias agresiones de intensidad relevante a la democracia que inauguramos con la Constitución. Entre otras: los indultos a golpistas condenados; los ataques a jueces y magistrados; la invasión de la Fiscalía General del Estado y de otras instituciones del Estado… Pero sus últimas decisiones relativas a la sedición, a la malversación y al Tribunal Constitucional suponen definitivamente el golpe de gracia a nuestra democracia de 1978.

Que decisiones tan relevantes le hayan sido exigidas a Sánchez por los grupos políticos separatistas cuyos líderes han sido condenados por la comisión de graves delitos evidencia el riesgo que atravesaba España. Que él se haya rendido aceptándolas significa que el riesgo se ha materializado en siniestro. Que, por presidir el Gobierno, su rendición significa la del Estado es innegable. Y que al rendirse ha entregado nuestro modelo democrático actual, también.

El escenario descrito supone la existencia para la sociedad española de dos alternativas posibles. Una es la sumisión, una aceptación claudicante. Otra es la rebelión cívica, el estallido de un clamor general que se oponga a la rendición. Si los españoles optamos por la primera, además de consumarse la felonía en marcha, estaríamos entregando un cheque en blanco para que Sánchez acabe de escribir el sepelio de la más larga etapa de democracia de nuestra Historia. Por eso es la hora de la sociedad civil, el momento en el que debe estallar con la fuerza que le ha faltado en otros momentos históricos. Al respecto, puede discutirse si la sociedad española es sumisa como consecuencia de haber sufrido cuarenta años de dictadura o si ésta pudo durar tanto por la sumisión mostrada por los españoles. Pero esa discusión es ahora irrelevante, porque el dramatismo de la situación requiere que todos demos el paso adelante haciendo que se oiga, alto y claro, nuestra oposición a lo proyectado por Sánchez y los suyos.

«La Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición es la primera expresión de oposición civil a las decisiones de Sánchez»

Que se oiga la oposición de los partidos políticos que se niegan a la rendición del Estado que proyecta Pedro Sánchez está bien, claro que sí. Que se escuche también la de las organizaciones patronales y sindicales que no la aceptan, también. Pero debemos lograr que se nos oiga al unísono a los que no formamos parte ni de unos ni de otras y tampoco queremos rendirnos: asociaciones culturales; colegios profesionales; asociaciones de funcionarios; organizaciones y federaciones deportivas; cámaras de comercio; medios de comunicación; asociaciones de vecinos; mundo del espectáculo; universidades; entidades juveniles; ONG’s; grupos de ciudadanos agrupados espontáneamente… En definitiva, la sociedad civil en marcha.

Llámenme ingenuo, pero tengo el convencimiento de que una respuesta social masiva que inundara la geografía española de la indignación que muchos sentimos hoy pero que hasta ahora solo manifestamos en pequeños grupos, sería la línea Maginot que, esta vez sí, pararía a los panzer que están aplastando nuestro modelo de convivencia democrática. Y permítanme que comparta una brizna de optimismo, porque hace tan solo unas horas la Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición ha hecho público un manifiesto suscrito por cientos de personalidades que literalmente rechazan «las actuaciones del Gobierno cuyo propósito es obtener a cualquier precio el apoyo parlamentario de los partidos separatistas y de los que están contra la Constitución». Mi optimismo surge por el nacimiento de esta primera expresión de oposición civil a las decisiones de Sánchez, pero muy especialmente porque entre los firmantes figuran varios socialistas conocidos y entre ellos cinco exministros de Felipe González. Ésta es la dirección, éste es el camino de la revuelta democrática que hemos de ser capaces de realizar, y en la que la presencia de aquellos socialistas que son éticos -sin duda, muchos- puede cumplir ante Sánchez la función que los sociólogos denominan «la presión de los tuyos».

Si la rebelión civil cristaliza con la fuerza con la que debiera cristalizar, el innegable olfato político de Pedro Sánchez le llevaría a rectificar. Lo último que desea un animal político como él es cavar personalmente su próxima tumba electoral, consecuencia que sería inevitable si desoye una revuelta cívica como la que merece la ocasión. Pero hay que hacerla. De manera que ¡Ciudadanos, a la acción! Por mi parte, yo no tardo ni un minuto más y desde estas líneas hago pública mi adhesión al manifiesto de la Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición.

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