THE OBJECTIVE
Marta Martín Llaguno

Las mujeres no queremos llorar

«Nacer mujer no es un problema: por nacer mujer (u hombre) se tienen problemas derivados de estructuras de poder y los estereotipos»

Opinión
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Las mujeres no queremos llorar

Shakira y Gerard Piqué.

La canción que Shakira ha dedicado a su ex no solo lleva un récord de descargas, sino también de sesudas reflexiones. Vaya por delante que no quiero hacer una tribuna más sobre el tema, sino sólo usarlo de excusa. 

Reconozco que me fascina el eco inaudito que está teniendo el desquite de la colombiana. Mezclar el narcótico de la frivolidad con el morbo de la venganza en música urbana ha colocado «unos cuernos» en el Guinness record de rentabilidad (con permiso de Tamara). 

El medido «show de despecho» de Shakira constituye una «outopía»: lugar en ninguna parte en el que muchos –pero sobre todo, muchas- se pueden reconocer. Así apela, en primer lugar, al común de los mortales (¿a quién no le han engañado alguna vez?) y, en segundo lugar, a las mujeres de manera estratégica (¿a quién no le hubiera gustado recomponer su autoestima huyendo del victimismo?).  

«La revancha de Shakira» -como en su día la de Tamara (¿un montaje?)-, cuyas dimensiones éticas dan para otra columna, ha colado una consigna: «las mujeres no lloran, facturan». El aserto ha triunfado porque sintetiza el hartazgo que sentimos muchas con la imagen y el posicionamiento que algunas están haciendo de la mujer. 

Y es que el feminismo ha sido, y es, fundamental para combatir las desigualdades en función de género: esas que se generan a partir de una diferencia biológica (el sexo) sobre la que se articulan constructos que producen discriminaciones. 

Nacer mujer no «es» un problema: por nacer mujer (u hombre) «se tienen» problemas derivados de estructuras de poder y de los estereotipos. Eso es lo que las políticas públicas han de arreglar con el fin de ubicarnos en el espacio privado y en el público en condiciones de igualdad.  

«Desde que ha llegado Podemos, sin embargo, el Ministerio de Igualdad se ha esforzado por proyectar el  discurso de que ser mujer es el problema»

Desde que ha llegado Podemos, sin embargo, el Ministerio de Igualdad se ha esforzado por proyectar el  discurso de que ser mujer «es» el problema. Ser mujer es doloroso, ser mujer es incapacitante, ser mujer es un riesgo,  ser mujer es un coñazo…. Un accidente que, ahora, «con la ley trans, se va a poder arreglar».

Muchas de nosotras no podemos estar más furiosas, indignadas y tristes con este Ejecutivo y su particular «feminismo» ha dicho Lidia Falcó.  Añado yo, un feminismo que pasa por la banalización de nuestra condición (con la consideración del sexo biológico como mero accidente), por la banalización de nuestra ciudadanía (somos menores de edad a las que hay que orientar y guiar y solo «ellas» saben qué es lo que nos conviene) y por la banalización de los problemas que nos afectan. 

Como muestra un botón. El mismo día que a Shakira le estallaba su éxito, a Ángela Rodríguez Pam, la Secretaria de Estado del Ministerio de Igualdad, le estallaba su escándalo de turno

El partido de esta señora (con la complacencia del PSOE) ha impulsado la ley del solo sí es sí que, bajo la excusa de querer protegernos, a día de hoy ha beneficiado ya (de momento)  a 185 violadores. Pues bien, en una jocosa intervención, de manera arrogante, la señora Pam, que cobra casi 120.000 euros anuales y maneja un presupuesto de 573 millones de euros, se ríe de las consecuencias nefastas de los actos de su gobierno.

Lejos de cesarla, el PSOE se ha limitado a promocionar una foto del Presidente rodeado de su cohorte femenina. Ah! y a pedir hipócritamente explicaciones a través de sus ministras. Una tomadura de pelo, porque los abusadores están en la calle porque así lo ha aprobado el socialismo y porque los secretarios de Estado se nombran a propuesta del Presidente del Gobierno.

Lo más grave de todo ha sido la táctica de evasión de Pam: quejarse amargamente de la «violencia» que sobre ella se ejerce, practicando el victimismo, y marcándose un gaslighting: «Lamentablemente muchas feministas estamos acostumbradas a que todo nuestro trabajo quede reducido a bulos, noticias faltas y manipulaciones que tergiversan y ridiculizan las políticas de igualdad/…/ Me siento acosada«.

El histrionismo y la incompetencia de Igualdad han convertido a las mujeres en una incomodidad, haciendo que los españoles entiendan que nada de lo que se aborda desde este Ministerio es realmente importante. El riesgo es que se piense que todo lo que se hace allí o es inútil o es una tontería. 

Muchas mujeres estamos hartas de que se nos presente como vulnerables, como dependientes o como tontas, pero sobre todo estamos hartas de que no se dé solución a problemas graves  y  de que se tome el pelo a los españoles

No es tolerable que no se fiscalice desde el primero hasta al último euro destinado a la igualdad para ser eficiente y solventar problemas y no para  crearlos. Se constituyó una Comisión de seguimiento del Pacto de la Violencia de Género y, recientemente se ha denunciado que no funciona y que no se está haciendo una seria evaluación. Quedan muchas medidas para poner en marcha, ¿por qué no se hace? Aparte, no se entiende que sea Marlasca quien aparezca en todos los medios hablando de igualdad. 

Lo ha dicho con muchísimo acierto Lidia Falcó: el principal peligro para las mujeres no es hoy día el machismo: es el Ministerio de Igualdad.  Y yo añado el mayor enemigo del movimiento feminista son algunas de sus componentes que banalizan problemas reales de las mujeres y que convierten la igualdad en un eslogan sectario o lo que es más grave, en un seguro laboral. 

Como dice Shakira, las mujeres no queremos llorar, queremos facturar (y no que otras facturen a nuestra costa).

Piense, señora Montero, si está dispuesta y capacitada para conseguirlo. Si no es así, ¡despeje! 

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