THE OBJECTIVE
Pilar Marcos

Lo peor no son las risas de Pam

«Lo peor es que el indigesto engrudo de soberbia incompetencia del Gobierno yuxtapuesto que padecemos va contra la gente, se ríe a la cara de la gente, daña a la gente… mientras presume de ser el-Gobierno-de-la-gente»

Opinión
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Lo peor no son las risas de Pam

La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez 'Pam'. | EFE

Lo peor no son las risotadas de Pam (la secretaria de Estado Ángela Rodríguez) y sus colaboradoras a cuenta de «los miles, las oleadas de violadores» que han visto reducidas sus penas en aplicación de su Ley del Sólo Sí es Sí. Ya van más de 180 y seguirán subiendo. Lo peor tampoco es que la juerga de la pandilla de Irene Montero (su ministra) se haga contra los impuestos de todos los españoles y en contra de las mujeres a las que dicen defender. 

Lo peor ni siquiera es la increíble argumentación de Pam entre carcajadas: «A lo mejor va a la cárcel después de haberla violado ya»… ¡Pudiendo haber ido antes y sin que jamás se le hubiera pasado por la cabeza algo tan abyecto como una violación!  Porque, como le dice Pam a sus subordinadas, «cuando lo que te estás planteando es cómo acabas con el machismo, con la violencia machista, que un señor esté 11 ó 12, ó 10 años y cinco meses, depende de qué audiencia provincial esté analizando el caso…» debe de ser lo de menos para el equipo de Igual-da. Quizá por eso, precisamente en ese instante la pandilla no puede aguantarse su estruendosa risa. 

Lo peor no es que hasta las ministras socialistas de Pedro Sánchez, las del Gobierno-más-feminista-de-la-historia, se vieran compelidas a salir al quite de la juerga de Pam y compaña, por frívolas y -sobre todo- por inconvenientes para su jefe, y exigieran una rectificación a la vice-ministra de Igualdad. Lo peor no es que la secretaria de Estado evacuara unos vídeos victimistas, entre aparentes lágrimas, como respuesta a las reclamaciones de disculpas por parte de quienes no van a destituirla porque no pueden. Ni tampoco lo peor es que el PSOE asumiera, o se viera obligado a asumir, como rectificación esa burla adicional de víctima impostada de la tal Pam. 

Lo peor no es tampoco que el PSOE haya asumido que el daño ya está hecho y que, por tanto, no merece la pena corregir el fiasco. Que sí, que aún habrá unas cuantas decenas más de rebajas de penas a violadores por la aplicación de una ley que no puede atribuirse sólo a Irene Montero y sus amigas porque la asumió íntegra el Consejo de Ministros al punto de presentarla en sociedad sin el concurso de la ministra podemita.

Ahora esperan que, poco a poco, sean menos los casos de revisión. Y, sobre todo, saben que ninguna revisión podría volver a encarcelar, o a subir las penas, a los beneficiarios de esta Ley-Montero. Lo peor, por tanto, a los ojos de la parte socialista del Gobierno, no es el tremendo daño que su ley ha causado a las mujeres víctimas de agresiones sexuales. No, el único daño que les importa es el reputacional para el-Presidente-del-Gobierno-más-feminista-de-la-historia. Y ese daño ya está hecho.

«El único daño que les importa es el reputacional para el-Presidente-del-Gobierno-más-feminista-de-la-historia. Y ese daño ya está hecho»

Lo peor no es cada parte sino el todo. Lo peor es el engrudo que forman todos esos excesos que las risotadas de Pam y sus amiguis han exhibido a la vista de todos:

  • Un carísimo Ministerio de Igualdad poblado de altas cargas a las que igual da la alarma social por los no-miles pero sí-centenares revisiones de penas a violadores, porque en lo que ellas están es en «luchar contra el machismo» como plaga perpetua que todo lo infecta.
  • Un Consejo de Ministros incapaz de corregir un muy deficiente texto legal, quizá porque la parte socialista del Ejecutivo tiene también acreditada su insuperable especialización en evacuar normas muy mejorables sobre los más delicados asuntos. 
  • Una coalición de Gobierno que es más bien una yuxtaposición de mandos, con una intocable parte yuxtapuesta que dejó como herencia Pablo Iglesias y cuya principal aportación a la gobernabilidad es dotar de apariencia de mal menor a la parte socialista de la ecuación.
  • Una yuxtaposición de intereses que, eso sí, coincide en la triada fundamental de su visión política: el desprecio sideral a los españoles, la determinación por mantenerse en el poder a cualquier precio, y la íntima convicción de estar dotados de la superioridad moral indiscutible que garantiza el ser de izquierdas. 

Lo peor, en definitiva, es que el indigesto engrudo de soberbia incompetencia del Gobierno yuxtapuesto que padecemos va contra la gente, se ríe a la cara de la gente, daña a la gente… mientras, eso sí, presume de ser el-Gobierno-de-la-gente.

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