THE OBJECTIVE
Xabier R. Blanco

Oxi podemos

Ya nos gustaría creer que el problema de la deuda griega obedece a que el personal es una panda de maleantes que consumen los días haraganeando mientras otros pagan la ronda. Pero ‘oxi’ podemos.

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Oxi podemos

Ya nos gustaría creer que el problema de la deuda griega obedece a que el personal es una panda de maleantes que consumen los días haraganeando mientras otros pagan la ronda. Pero ‘oxi’ podemos.

Ya nos gustaría creer que el problema de la deuda griega obedece a que el personal es una panda de maleantes que consumen los días haraganeando mientras otros pagan la ronda. Pero ‘oxi’ podemos.

Imaginen que la peña no tiene pajolera idea de la situación, algo improbable porque Grecia ha desplazado a Belén Estebán en las sesudas conversaciones de peluquería, y se le presenta la oportunidad de votar en el referéndum que convocó Alexis Tsipras echándole más pichón que esperanzas en la victoria, según las amenazas y pronósticos de los que gestionan el fajo de billetes. Nadie con un mínimo de sensatez, aunque careciese de lucidez, se jugaría los cuartos del rescate por la victoria de los señores de negro.

¿Qué haría usted? En una casilla de la papeleta, el primer ministro heleno y el hasta ayer responsable de las finanzas, Yanis Varoufakis, pidiendo un no rotundo a las duras condiciones impuestas por la Troika para seguir negociando una nueva inyección económica con el aval de la democracia. En la otra, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional reclamando abiertamente un sí que propiciaría el engorde de una deuda perversa. La elección fue entre los nuevos y los que han manejado el volante hasta el borde del precipicio. Si se tratase de conducir un coche, incluso podrían preferir prestarle las llaves al gran Stevie Wonder como mal menor.

Grecia se ha querido vender como el problema y puede acabar siendo parte de la solución. Paradójico. Varoufakis ha dimitido para no molestar en las negociaciones; el líder de la oposición, Antonis Samaras, ha tenido la decencia de entregar la cuchara tras el resultado adverso; y el resto de líderes políticos y económicos, los que chantajearon la decisión de un pueblo soberano, siguen sopesando qué hacer. Al menos ya saben que mucha gente piensa que ‘oxi’ podemos seguir por el camino del ‘desnucadero’. 

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