Pedro contra La Realidad
Por un lado está la Realidad. Por el otro, Pedro Sánchez. Como se ha dado cuenta de que la Realidad, con su habitual indiferencia, va a embestirle de frente, Pedro ha decidido embestir de frente a la Realidad.
Por un lado está la Realidad. Por el otro, Pedro Sánchez. Como se ha dado cuenta de que la Realidad, con su habitual indiferencia, va a embestirle de frente, Pedro ha decidido embestir de frente a la Realidad.
Tiene todas las de perder, el bueno de Pedro. La Realidad juega siempre una ventaja: su oposición natural, la Irrealidad, no puede existir. Pedro, para enfrentarse a la Realidad ha tenido que armarse de aliados imaginarios, armas imaginarias, razones imaginarias, metas imaginarias. Este quizá será su legado: el socialismo imaginario.
Hay un país entero esperando a que Pedro despierte de sus ires y venires por el Reino de Oz. Si el rey no llega a poner a contar el plazo, podríamos haber estado años oyendo a Pedro soltar discursos y más discursos, poniéndose gallardo ante enemigos hechos de brisa y ensueño, consiguiendo heroicas victorias de fantasía en nombre del “cambio” y el “progreso”.
¿El chico merece pegarse la bofetada? Puede que sí, pero la pregunta no es si lo merece, sino si lo necesita. Es sabido que a veces es necesario que un niño se pegue un trompazo en el tobogán para que aprenda a base de experiencia y no de consejos paternos. Quizás sea el socialismo español quien lo necesite, y no el pobre Pedro, con sus sonrisas de anuncio de yogures.
Mientras tanto Mariano, en su rol de aristotélico motor inmóvil, ve los días pasar como los habitantes de las estaciones científicas en el Ártico ven las estrellas del firmamento rotar sobre sí mismas. Mariano se mece en el paso de los días, mientras su partido se devora a sí mismo en las puertas de todos los juzgados de España. Mariano nunca quiso enfrentarse a nadie, mucho menos a la Realidad.
